Enric Majoral ante la vitrina donde expone sus joyas inspiradas en Formentera. Foto : O. FUENTES.

La galería Magarí de Barcelona inauguró el pasado lunes una exposición de joyas de Enric Majoral titulada «Trossos de Formentera». La muestra reúne 25 piezas de una serie realizada con trocitos de roca de los acantilados. «Puede decirse que son como piedras vivas, porque conservo las caras donde tienen sus líquenes, que están vivos aún; podría decirse que son como un pequeño jardín», explicó ayer a este periódico el artista catalán, quien desde 1972 pasa largas temporadas en la isla, donde tiene su estudio-taller, en la Mola.

«Esta es la primera parte de un trabajo de tres, que nace de la observación de la naturaleza, cogiendo piedras llenas de musgos que viven del rocío. Estos pequeños mundos los cojo, los corto y les hago un marco de plata o de oro o una combinación de ambos; los trato, digamos, y le integro esta piedra», señaló Majoral. Es posible que la exposición visité varias ciudades europeas. «La pretensión de la muestra es llevarla por circuitos europeos, porque esta galería que dirige Pilar Garrigosa está especializada en joyería contemporánea y forma parte de un circuito de galerías por países como Italia, Alemania y Suiza. A ver qué galerías están interesadas».

Las 25 piezas de la serie «son colgantes o agujas; normalmente tienen forma cuadrada o rectangular, y en el centro o en un lado tienen un espacio que es donde va incrustada la piedra», apuntó el orfebre, de formación autodidacta, quien desde que terminó la mili, que hizo en Eivissa, encontró en Formentera un refugio para desarrollar su creatividad. «Me instalé en Formentera en el 72, al terminar la mili. Al principio estuve ocho años seguidos; luego he ido y venido y ahora comparto el trabajo entre la isla y el estudio que tengo aquí en Barcelona».