Además de bajista, Pato Adrover toca varios instrumentos, es técnico de grabación y productor musical en su país, Argentina. Foto: VICENÇ FENOLLOSA

«No me considero un niño prodigio; cualquiera que se dedica a algo de lleno desde chico puede llegar a hacer algo bueno». Con esta sencillez, Pato Adrover, un joven bajista argentino de sólo 18 años que está pasando la temporada en la isla tocando con diversas formaciones explicó a este periódico las claves de su técnica y habilidad musical, que ha llamado la atención de los músicos profesionales de la isla con los que ha tocado. Desde el guitarrista flamenco Marcial al guitarrista de blues Miquel Botja y muchos otros, todos coinciden en destacar su talento para tocar cualquier estilo que le pongan por delante: jazz, funky, soul y hasta música de tango.

Su presencia en Eivissa se debe a que un amigo, el saxofonista Florencio Falloca estaba por aquí y le llamó cuando Pato emprendía un viaje por Europa en el pasado abril: « Empezamos montando las jam session del Arteca Club, luego formamos un grupo para tocar por hoteles, bares y demás, colaborando con varios músicos de la isla», explicó. La isla le gusta y reconoce que puede engancharle, pero su futuro pasa por tocar en el otoño en París y luego volver a Argentina: «No hago planes de más de tres meses, además tengo que volver a casa porque tengo con un socio un estudio de grabación y hago falta allí», precisó.

Y es que a pesar de su corta edad, Pato Adrover tiene un curriculum profesional poco corriente. Desde los 10 años ha estudiado saxo, clarinete, dos carreras simultáneas de tres años (técnico de grabación y producción musical), ha formado en Argentina dos grupos, compuesto canciones que también ha cantado... En fin, muchos caminos alrededor de una única pasión, la música: «No me encierro en nada, todo lo que sea expresar música es bueno para mí», aclaró. Aunque no oculta su debilidad por el jazz: «Porque es un género en el que no hay un sólo protagonista, sino que cualquier instrumento puede ser importante; en el bajo, Jaco Pastorius es un ejemplo claro».