La importancia que tienen para el artista las pequeñas cosas que
suceden cada día forma el discurso de los cuadros, sobre tela y
sobre papel, que el pintor Pere Alemany presenta, desde esta tarde
a las ocho, en la Sala de Cultura de «Sa Nostra» en Eivissa. La
exposición permanecerá abierta al público hasta el próximo día 30
de este mes.
«El día a día, esos pequeños sucesos que mueven a pintar a
diario, es lo que compone principalmente el cuadro a través de una
gran cantidad de detalles. Problemas familiares, música, poesía,
juegos...», afirma Alemany, para quien la literatura tiene una
importancia capital en su mundo creativo. «En muchas de las obras
puede observarse que se trata de la página de un libro. Además,
utilizo poemas, principalmente de Borges, como base para cada una.
Escribo el poema y luego lo voy ocultando hasta que tan sólo se ve
una parte del mismo, que no es intencionada». «Se trata -continúa-
de mostrar la sensación, el ritmo».
La relación de Pere Alemany, que posee un estudio en Son Fogeró
(Mallorca), con Eivissa, lugar en el que expone por segunda vez,
tiene dos nombres propios: Vicent Calbet y Antonio Colinas. «Era
amigo íntimo de Calbet, una persona que me ha influido como artista
y como persona. Hablábamos horas y horas de pintura, trabajamos
juntos en muchas ocasiones y pasó varias temporadas en mi casa en
Mallorca», recuerda Alemany, quien afirma que no estuvo influido
por la pintura de Vicent Calbet. Por lo que respecta a Colinas, el
escritor, a quien también le une una fuerte amistad, fue el autor
del libro-catálogo «Pere Alemany: La música de los signos», editado
en 1989 por Àmbit Serveis Editorials, de Barcelona.
Para Alemany, la exposición que inaugura esta tarde en «Sa
Nostra» pretende «expresar los sentimientos» acerca de todo lo que
le rodea «las cosas pequeñas y las cosas grandes». Porque, según el
pintor, la suma de todas esas cosas pequeñas da «un conjunto global
de lo que nos envuelve. Están las guerras y está la pasión. Está
ese intento de explicar si la inteligencia humana es realmente
inteligente, por lo que podemos ver en el mundo hoy en día»,
explica, en ambos casos representada por un color rojo fruto de
muchas horas de trabajo y búsqueda.
Alemany trabaja a partir de pigmentos naturales, lo que le
permite experimentar con los colores hasta lograr las mezclas que
precisa. «No hay ningún color estridente, excepto el rojo, que
tampoco es muy agresivo, es muy terroso, casi sangre», razona.
«Intento mostrar lo que siento, no lo que veo», añade
finalmente.
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