La profesora de Historia del Arte de la UNED, Alicia Cámara, durante la ponencia que abrió la Conferencia Internacional de Icomos. Foto: VICENÇ FENOLLOSA.

El presidente del Consell Insular, Antoni Marí Calbet, presidió la mesa que inauguró ayer en Can Ventosa la Conferencia Internacional sobre «Fortificaciones abaluartadas hispano-lusas: un itinerario cultural entre cinco continentes», primera parte del encuentro mundial organizado por el Cómite Internacional de Itinerarios Culturales (CIIC), dependiente del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (Icomos), organismo no gubernamental de carácter técnico que trabaja como entidad evaluadora y asesora de la Unesco. La segunda parte de la Conferencia tendrá lugar entre el viernes y el sábado y estará dedicada a la «Metodología, definiciones y aspectos operativos en relación con los itinerarios culturales».

Javier Morales, secretario general de Icomos-España, explicó en la apertura de las sesiones de trabajo que los objetivos del congreso (cuarto de los celebrados en España) son «realizar un preinventario de todas las fortificaciones abaluartadas que existen en el mundo y presentar un proyecto sobre patrimonio y medio ambiente, relacionando la naturaleza como una fuente de cultura», apuntó.

Alicia Cámara, profesora de Historia del Arte de la UNED y primera ponente del encuentro, habló de «Ibiza y las fortificaciones de la Monarquía Española en el Renacimiento»: «Con Felipe II se sistematiza la contrucción de las fortificaciones de defensa de los reinos españoles, una política imperial pensada en función de un territorio concreto. La de Eivissa, como la de Palma y otros lugares estratégicos del Mediterráneo, tal es el caso de Malta, tienen carácterísticas comunes, como son los muros terraplenados para soportar los impactos de la artillería», precisó.

Con el soporte de diapositivas, la ponente hizo una exposición detallada de los aspectos más relevantes de tales construcciones, muchas de ellas «con un claro antropomorfismo simbólico. Así, en la ciudadela, castillo que representaba el poder del rey en la ciudad, éste solía estar en la parte más alta, como la cabeza en la figura humana», apuntó. Cámara puso como ejemplo de ciudad ideal del Renacimiento a Cádiz, amurallada en todo su contorno para proteger la comunicación hacia Sevilla, lugar estratégico principal en la época.