Tan sólo unos días más tarde, el vigilante de la estación del ferrocarril de la capital del Llevant, llamó a la central policial alertando de que una pareja que iba bajo los efectos del alcohol y que portaban con ellos un niño de corta edad se habían subido a un vehículo que estaba estacionado en las inmediaciones e iniciado la marcha. Todo esto sucedió a las 23 horas del pasado domingo 25 de febrero. El profesional estaba muy preocupado porque la cogorza que llevaban ambos era monumental. Rápidamente, una patrulla de la Policía Nacional detectó el coche en las inmediaciones de la rotonda de Porto Cristo y alertaron a sus compañeros de la Policía Local de Manacor para que sometiera a la conductora a la correspondiente prueba de alcoholemia. La misma arrojó un resultado de 0,72, es decir, casi triplicaba la tasa de alcohol permitida.
En el asiento del acompañante viajaba su pareja y padre del niño. La borrachera que llevaban ambos era tan grande que apenas podían mantener la verticalidad teniendo que ser sujetados por los agentes actuantes de ambos cuerpos. La nota más negativa la protagonizó el pequeño que permanecía en todo momento aterrado, nervioso y llorando en el asiento trasero. La policía también está investigando una llamada que se produjo ese mismo día, a las ocho de la mañana, donde un vecino llamó a la central del 091 informando que un vehículo que coincidía con esas mismas características y que también iba conducido por una mujer, estaba haciendo eses con un niño dentro.
Finalmente, se procedió a la detención de esta conductora por un delito contra la seguridad del tráfico y conducir bajo los efectos del alcohol o sustancias estupefacientes. La preocupación policial es máxima porque están convencidos que el día menos pensado al niño le pasará algo. Unas semanas antes, un taxista que se encontraba en ese momento por la zona vio al niño solo por la vía pública y avisó, extrañado por la escena, a la Policía Nacional, que acudió a por él y poco después arrestó a los padres por un delito de abandono de menores. El pequeño quedó a cargo de sus abuelos. Ahora, tras decretarse el archivo de la causa, los progenitores vuelven a tener a su hijo con ellos.
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