Los diputados Idoia Ribas, Sergio Rodríguez, Manuela Cañadas, Agustín Buades y María José Verdú decidieron expulsar del grupo parlamentario a dos de sus compañeros, Gabriel Le Senne y Patricia de las Heras, alegando falta de confianza y de cumplimiento de sus obligaciones. La expulsión se decidió sin haber consultado previamente a los órganos de dirección nacional de Vox, lo que les ha valido la apertura de un expediente disciplinario y la suspensión cautelar de militancia.
Los diputados díscolos habían enviado repetidos mensajes a la dirección nacional de Vox en los que alertaban de graves problemas de coordinación entre el grupo parlamentario y el partido provocados por la actitud de la diputada y presidenta de la formación, Patricia de las Heras. En la última comunicación, señalaron que no había voluntad de corregir esta deriva, sino de «continuar con los agravios e impedir el desarrollo normal de la actividad parlamentaria».
El detonante final para que estallara la crisis fue el comunicado de De las Heras «con declaraciones contrarias a lo acordado por este grupo en materia lingüística, sin consentimiento del grupo y perjudicando gravemente el acuerdo de gobierno en esta Comunidad Autónoma, amén de desprestigiar el trabajo realizado durante el primer período de sesiones».
Además, reprochaba que «tras el transcurso del primer período de sesiones con Gabriel Le Senne en la Presidencia de la Cámara, la mayoría de los diputados considera que no es el perfil adecuado para continuar ejerciendo dichas funciones. Ha demostrado una absoluta desconexión y descoordinación con el grupo parlamentario y ha provocado episodios que han entorpecido las negociaciones con el gobierno de Baleares».
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