Un hombre, español del 52 años de edad, fue juzgado este martes acusado de no avisar que dejaba a tres perros solos en una finca de Llucmajor, donde residía, cuando le notificaron que entraría en prisión, en octubre de 2022. Los animales fueron rescatados más de dos meses y medio después por la Guardia Civil en un estado pésimo y a punto de morir. El procesado, que se encuentra en la cárcel actualmente, se enfrenta a una condena de multa de 1.200 euros por un delito de abandono de animal doméstico.
El varón recalcó ante la jueza que sí advirtió que los canes se quedaban solos cuando supo en los calabozos de Vía Alemania que ese mismo día ingresaría en el centro penitenciario. «Tenía una abogada a la que le dije que llamara a la Policía Local de Llucmajor, lo hizo, y ellos no hicieron nada», subrayó. A preguntas de la fiscal de por qué no utilizó la llamada de la que disponía él para avisar a algún vecino o familiar, el acusado insistió. «No llamé a nadie porque sabía que ya lo habían hecho ya», dijo.
Un guardia civil recordó que en el 16 de enero de este año, dos meses y 21 días después del ingreso en prisión del hombre, una vecina alertó de que los perros no paraban de «gritar». «Tras recibir la llamada avisé a los compañeros y una patrulla fue a comprobar el estado de los animales. Los perro estaban críticos», explicó y añadió que realizaron todo tipo de gestiones para dar con el dueño de la finca pero no fue posible dar con él. Horas más tarde se les comunicó que era posible que estuviera preso, como así era. Uno de los agentes que acudió a la finca describió lo que se encontró al llegar. «Vimos a tres perros extremadamente delgados en una finca llena de basura». Preguntado si alguien le había avisado antes, el funcionario dijo que no. «Era la primera noticia que teníamos de que había tres perros solos allí».
También declaró un perito, que confirmó a la magistrada el penoso estado en el que se encontraban los canes cuando fueron rescatados por la Benemérita y dos veterinarios. «Los perros estaban desnutridos y su vida peligraba.No tenían microchip e ingresaron en la perrera de Llucmajor. Actualmente, ya que se pudieron salvar, están en una casa de acogida», explicó. El juicio quedó visto para sentencia.
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