«A los 25 años empecé a sentir dolores insoportables, incapacitantes y terminé ingresada con morfina en vena. No sabía lo que me ocurría hasta que al final me diagnosticaron endometriosis», explica Mayte Moner, mallorquina de 44 años. Aunque su valoración médica fue más rápida que la de otras pacientes, tuvo que pasar por ocho ginecólogos diferentes «que me decían que no me ocurría nada» y finalmente acudir a un hospital de Barcelona donde la operaron de urgencias.
El 14 de marzo se celebra el Día Mundial de la Endometriosis, una enfermedad crónica caracterizada por el crecimiento, fuera del útero, de un tejido similar al revestimiento del útero, lo que provoca dolor, infertilidad o ambos. Esta patología, denominada como silenciosa, afecta ya a un 10 % de las mujeres y niñas en edad reproductiva en todo el mundo, según datos de la Organización Mundial de la Salud. A pesar de ello sigue siendo una gran desconocida para la mayoría de población.
La asociación Moviendo Spain, de la que Mayte Moner es la cofundadora y la delegada en Mallorca, lucha para conseguir que las niñas que empiecen con la regla consigan un diagnóstico precoz, ya que con «cada menstruación la enfermedad se reproduce». La mallorquina señala que quiso formar esta entidad para que otras personas no se sintieran tan solas como ella cuando descubrió que tenía endometriosis .
Aunque el origen no se conoce y no tiene cura, «en los últimos años se ha avanzado mucho en este tema y ya hay una unidad de endometriosis en Son Llàtzer y otra en Son Espases», indica. «Duele todos los días y con la regla es tan fuerte que incluso hay personas que no se pueden ni poner de pie, e ir al baño se convierte en un suplicio. También afecta a muchos órganos y a la salud mental», afirma. Por ese motivo, es muy importante detectarlo a tiempo para poder hacer un tratamiento hormonal previo, ya que la cirugía es el último recurso.
Cuando le localizaron la enfermedad los médicos le dijeron que tenía que tener un hijo cuanto antes. Mayte Moner decidió tenerlo por fecundación in vitro, a pesar de lo difícil que lo tenía en su caso. Durante la época del embarazo y la lactancia, al no ovular, no tuvo dolores. Sin embargo, cuando regresó la primera menstruación, también volvió el sufrimiento. Cuando parecía que su situación seguiría igual, encontró un fármaco que cambió su vida. Desde hace dos años toma una píldora anticonceptiva específica y ya no ha vuelto a tener dolor. No obstante, la afectada por la endometriosis remarca que «cada persona es un mundo y que no a todo el mundo le tiene que funcionar lo mismo». La mallorquina recomienda a las mujeres que si tienen un dolor muy fuerte «insistan hasta encontrar a un médico que las crea y les diagnostiquen la enfermedad».
Por otra parte, aunque el 14 de marzo celebra el Día Mundial de la Endometriosis, el movimiento Endomarch solicita el 25 de marzo que se iluminen las fachadas de los edificios de amarillo, color de la endometriosis, y se realizan marchas y actividades para dar visibilidad a la enfermedad.
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