En una primera fase, la familia y el adolescente tendrán que completar unos cuestionarios en línea a través del ordenador sobre aspectos emocionales. Esto permitirá identificar qué adolescentes tienen un riesgo bajo, moderado o alto de padecer un problema emocional, como ansiedad o depresión. Los jóvenes más afectados podrán participar en un taller para aprender a afrontar situaciones de riesgo y potenciar sus habilidades comunicativas. El resto formarán pequeños grupos de gestión emocional. En caso de que alguno padezca el riesgo de autolesionarse o un trastorno de conducta alimentaria, también se trabajarán estos aspectos para evitarlo.
A los seis meses de acabar todo el cribado, que puede durar entre ocho y 12 semanas, se volverá a hacer otra encuesta para controlar la evolución de los alumnos participantes. Al año, se repetirá de nuevo. Todo este proceso se hará en colaboración con un equipo de investigadores de la Universidad de Jaén, que junto a la Universidad Miguel Hernández de Elche y la Universitat Rovira i Virgili llevan a cabo la iniciativa PROCARE, que tiene como objetivo evaluar y proporcionar estrategias psicológicas para fortalecer emocionalmente a los adolescentes. El proyecto está secundado por el Ministerio de Ciencia e Innovación.
Fernández apunta que firmarán el nuevo convenio esta o la siguiente semana para poner en marcha el cribado cuando antes. De hecho, la Conselleria ya colaboró con la universidad catalana en el curso 2020-2021, justo después del confinamiento por la COVID. Entonces participaron 31 centros y 506 alumnos, de los cuales el 59 % presentaron un riesgo muy bajo; un 23 % moderador y un 18 % elevado, según la memoria elaborada aquel curso por el Institut per a la Convivència i l'Èxit Escolar (Convivèxit). De los adolescentes con más riesgo, el 82 % eran niñas.
«Hay mucha más conciencia ahora sobre la salud mental porque cuando lo hicimos habíamos salido del confinamiento y sus consecuencias se han visto algo más tarde», comenta Fernández, que quiere que estos cribados se hagan periódicamente para establecer un seguimiento.
La Conselleria d'Educació abrió 414 protocolos por riesgo de autolesión en los centros de enseñanza de Balears en todas las etapas durante el curso 2021-2022, lo que suponen dos por día, teniendo en cuenta que el año pasado hubo 176 días de clase, según los últimos datos de Convivèxit presentados la semana pasada.
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