Los hechos juzgados tuvieron lugar en fechas no precisadas, pero comprendidas entre el año 2017 y el 17 de julio de 2019. Según el escrito de la acusación pública, los tres jóvenes se pusieron de acuerdo para estafar a Amazon desde la Isla. Urdieron un método para beneficiarse de los productos ofrecidos por la compañía norteamericana aprovechándose de su política de devolución inmediata.
La forma de actuar siempre era la misma. Los acusados ofrecían un producto en páginas webs como Ebay, Milanuncios o Wallapop a un precio por debajo del habitual. Cuando el comprador lo adquiría y lo pagaba a través de estas plataformas, los presuntos estafadores lo pedían en Amazon e indicaban en el envío la dirección del comprador. En algunas ocasiones lo reenviaban a través de otra empresa de paquetería. A continuación, los encausados indicaban a Amazon que el producto había llegado en malas condiciones o que no lo querían y solicitaban la devolución. De esta forma, gracias a las facilidades de la empresa para devolver los artículos, conseguían una etiqueta para enviar y escanear en Correos. La compañía ofrece un plazo de un mes para llevar a cabo la devolución del producto. Así obtenían su importe. Sin devolver lo que realmente habían comprado. Fácil. Rápido. Sencillo.
Las cajas que entregaban en las oficinas de Correos estaban vacías o contenían otros objetos que no tenían nada que ver con lo que habían adquirido. El perjuicio ocasionado a Amazon, según sostiene la Fiscalía, ascendió a 350.000 euros. Los acusados reconocido los hechos en su día y estuvieron de acuerdo con que el importe de las cantidades que les fueron embargadas en el procedimiento sean entregadas al gigante del comercio electrónico. La Policía Nacional, que abrió una investigación tras la denuncia interpuesta por Amazon en Barcelona, también intervino a los chicos una serie de bitcoins que han sido convertidos en euros en sede judicial.
Los jóvenes crearon una sociedad para vender los productos que robaban a Amazon: ordenadores, teléfonos móviles y tablets, principalmente. A veces se los enviaban a su domicilio y por ese motivo la Policía Nacional detuvo a los padres de los hermanos como cómplices. Pero lo cierto es que nunca supieron a qué se dedicaban sus hijos.
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