Dos personas han sido imputadas por la Policía Nacional de Maó, como presuntas autoras del delito de incendio perpetrado a primera hora de la mañana del pasado martes en la casa de okupas, situada en el número 29 de la calle Vasallo, de esta ciudad. Ambas han quedado vinculadas a los hechos pero no han sido detenidas mientras continúa la investigación y se instruyen las diligencias que deben concluir en el juicio oral.
Según ha podido saber este diario, las dos personas imputadas son la menor de 17 años, que denunció haber sido violada por uno de los moradores de esa casa okupa el jueves de la pasada semana, y su madre, de 35. Varios testigos han asegurado que las vieron entrar y salir juntas del inmueble momentos antes de que se declarara el incendio que supuso la quema de colchones, parte de un sofá y algún mueble.
Las sospechas policiales estriban en que la madre, acompañada por su hija, acudió al inmueble de okupas con el firme propósito de incendiarlo como represalia contra el presunto agresor sexual que no se encontraba en el local cuando ellas actuaron a primera hora de la mañana del martes.
Cuando los bomberos y agentes entraron en el local advirtieron varios colchones amontonados que habían sido prendidos, presuntamente, para provocar el incendio, como así ocurrió. No había nadie en el interior del inmueble en esos momentos en los que las llamas y el humo comenzaban a expandirse.
Los hechos quedan vinculados a la denuncia que había hecho la adolescente en Comisaría, acompañada por su madre, horas antes de que se produjera el fuego. La menor aseguró que un hombre al que conoce, de 45 años y origen dominicano, la había violado el jueves anterior después de haberle ofrecido drogas. En un momento dado, ha informado la Policía Nacional, el hombre comenzó a desvestirla para acto seguido agredirla sexualmente sin su consentimiento ya que estaba bajo los efectos de las sustancias estupefacientes.
La menor, actualmente tutelada por el Consell en cumplimiento de una medida cautelar, no habría informado a su madre de la agresión sexual que había sufrido con anterioridad a cargo del hombre acusado hasta el lunes siguiente. En ese régimen de tutela cautelar madre e hija tienen concertados diversos encuentros y en uno de ellos fue cuando la menor le explicó la agresión que habría sufrido.
La madre la acompañó al hospital para el reconocimiento pertinente y después acudieron a poner la denuncia en Comisaría. Fue a continuación cuando ambas se habrían dirigido a la casa de okupas para ejercer algún tipo de represalia sobre el presunto agresor sexual, lo que les habría llevado a provocar el incendio, según la investigación policial.
La pareja de la madre también se personó en el exterior de la casa a primera hora de la mañana del martes profiriendo amenazas al acusado de violación a su hijastra con un objeto contundente, aunque estas no llegaron a materializarse.
Horas después la Policía detuvo al presunto agresor al que localizó en la Estación de Autobuses tras realizar una batida por las calles más próximas. Tras declarar ante el juez el jueves, este dictó su ingreso en prisión donde permanece mientras se completan las diligencias. El acusado negó haber violado a la menor aunque admitió que sí había estado de fiesta el día jueves con ella y otro amigo.
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