La Guardia Civil detuvo el pasado sábado por la noche a un hombre, de 42 años y nacionalidad italiana, acusado de agredir a su pareja en el hospital de Inca poco antes de que ella diera a luz al bebé que esperaban. El golpe fue presenciado por dos médicos que en el momento de los hechos se encontraban en el paritorio. El hombre quedó en libertad tras ser puesto a disposición judicial, pero no podrá acercarse a menos de 250 metros de su novia ni tampoco comunicarse con ella. La perjudicada, también transalpina y de 32 años, relató a los agentes de la Benemérita que lleva tiempo sufriendo episodios de violencia por parte del arrestado, con el que convivía desde hacía más o menos un año.
Los hechos, según fuentes próximas al caso a las que ha tenido acceso Ultima Hora, el episodio violento tuvo lugar minutos antes de las siete de la mañana. A esa hora, el personal especializado se disponía a inyectar la epidural a la mujer para ayudar al parto. La gestante se puso nerviosa y se opuso a recibir el pinchazo. Los facultativos intentaron calmar a la víctima. En el cuarto se encontraba la pareja sentimental, que al presenciar lo ocurrido solicitó a los médicos y a dos ginecólogas que se dieran la vuelta. Los allí presentes creyeron que iba a hablar con ella para tranquilizarla, pero nada más lejos de la realidad. El varón dio un fuerte bofetón a la mujer. Esto fue presenciado por dos médicos, que finalmente no se giraron cuando el hombre se lo pidió.
Horas más tarde, avisaron al juzgado y a la Guardia Civil de lo ocurrido y una patrulla se desplazó hasta el hospital. Allí la víctima confirmó a los agentes que el futuro padre de su hijo le había golpeado en la cara porque estaba nerviosa al no querer recibir la epidural. También relató que había sufrido al menos cuatro episodios de violencia doméstica en el último año. Por todo ello se decidió extremar la vigilancia a la mujer en el paritorio. Minutos después de las 21.00 horas, los guardias civiles escucharon gritos en las inmediaciones de la planta donde se encontraban.
Al abrir la puerta del pasillo vieron a un varón que coincidía con la descripción física facilitada por la denunciante. Los agentes le informaron que quedaba detenido por un supuesto delito de malos tratos. Un día después pasó a disposición judicial y el juez de guardia ordenó su puesta en libertad con orden de alejamiento y comunicación sobre la víctima.
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