Esta técnica consiste básicamente en dar golpes pequeños con los dedos sobre los puntos meridianos de la acupuntura, con lo que se consigue actuar sobre zonas neurológicas que «facilitan la relajación de modo inmediato». La psicóloga aconseja acompañar estos ejercicios de mensajes positivos: «Lo voy a hacer lo mejor posible. Sé que lo puedo superar. Esta prueba no define quien soy».
A pesar de su buena voluntad, Koeneke advierte de la presión de los padres sobre sus hijos. «No deben decirles cosas como 'más te vale sacar la nota que quieres' y tampoco intentar condicionarles para la elección de determinada carrera, porque eso es un preludio de que a los dos años la abandonarán».
Si se equivocan de estudios «no pasa nada. En EE.UU. o Alemania, los estudiantes se toman un año sabático antes de la Universidad para reflexionar qué quieren hacer, mientras que en España hay mucho control, sobreproteccion y una exigencia de que mi hijo sea excelente lo que demuestra que soy un buen padre». El mensaje debe ser: «Tú has estudiado y lo vas a hacer lo mejor posible, pase lo que pase todo va estar bien», recalca la profesora de la Universidad Europea.
¡No saltarse el desayuno!
Unido a ello es esencial dormir al menos siete horas diarias y no solo por una cuestión evidente de un adecuado descanso, sino también porque el sueño ayuda a asegurar los aprendizajes -«mientras duermes se consolida la memoria a largo plazo-».Todo lo que se estudia hay que reposarlo, insiste la psicóloga, que hace hincapié en la necesidad de una adecuada dieta, incluido no saltarse la primera comida del día.
«Muchos estudiantes me dicen que no desayunan, yo recomiendo que vayan al examen de la Ebau desayunados, porque el cerebro se alimenta de glucosa», y que además lleven frutos secos o fruta a la prueba. Lo ideal -agrega- es que aprendan a comer cada cuatro horas poquitas cantidades para evitar que el cerebro sufra bajones de agotamiento.
Organización y más organización
Al final, explica Konoeke, se trata de que aprendan a estudiar y «no se lo metan todo cinco días antes. Tienen que saber organizarse un año antes con rutinas». Y es muy importante que realicen una actividad aparte del estudio, si no «van a perder mucho tiempo ante el escritorio. Pueden hacer deporte, sacar el perro, dar un paseo o quedar un rato con los amigos. Se trata de mantener una rutina de despejar la mente porque llega un momento que se satura y la persona se frustra pues lo que sabe que saca en veinte minutos le está costando dos horas y ya no le entra nada».
Cuidado con perder el tiempo
Advierte la psicóloga de los «ladrones de tiempo» como puede ser la distracción con el móvil. Si el joven no es capaz del autocontrol, pedir ayuda a los padres para que se lo custodien durante equis tiempo. En la conocida técnica del Pomodoro, que consiste en alternar tiempos de estudio cortos e intensos con descansos intermedios, el problema es que los cinco minutos de relax se convierten en media hora navegando por la redes. «Mi recomendación es que dejen el móvil a sus padres o lo coloquen en otro lugar de la casa».
Otro consejo es ir variando o cambiando las asignaturas de estudio, dependiendo de las características de cada alumno. «Por ejemplo empezar con las materias más difíciles o que exigen mayor memorización y luego saltar a las que más te gustan, te resultan más fáciles» o tienen una mayor carga práctica. «Es mejor empezar donde haya que apretar más». En definitiva, concluye, hay que intentar hacerlo lo mejor posible y no hacer las cosas por aprobar sino para entender. «Lo ideal es que cada persona elija su pasión y dé lo mejor de sí»
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