Eso sí, prohíbe los berenars y dinars multitudinarios que suelen acompañar este día, entre otras múltiples restricciones que dificultan enormemente su celebración, aunque no la limitan.
Salut reconoce que es difícil atender a las operaciones de sacrificio (aunque en realidad están prohibidas, ya que el animal ha de ser sacrificado en un matadero), despiece u otras actividades propias de la matanza del cerdo únicamente con seis personas, si estas no son profesionales, cosa que ocurre en la mayoría de casos.
Ante esta tesitura, la directora general de Salut Pública, Maria Antònia Font, emitió ayer una nota donde hace una excepción a la regla general y amplia a grupos máximos de diez personas los permitidos para las matances.
Ello no exime de cumplir las medidas sanitarias que se aplican habitualmente como el uso obligatorio de mascarilla, asegurar las distancias de seguridad siempre que sea posible.
Se prohíben asimismo todos los aspectos lúdicos que rodean esta tradición como los dinars o berenars en el que acuden no solo las personas que han faenado en la matanza sino otros amigos o allegados.
Este año las comidas quedan limitadas al grupo de trabajo y a un máximo de seis comensales, lo que obligará a sentarse en dos meses si el equipo es de 10 personas.
Salut deja claro que «queda prohibida la asistencia a las matances de personas que no participen activamente en los trabajos.
Otro de los requisitos es que todas las actividades deberán realizarse en espacios «muy aireados» y que los trabajos se organizarán de manera que se creen «grupos burbuja» de un máximo de seis personas.
En la medida que sea posible, añaden, las faenas se ejecutarán con distancia social y, cuando sea imposible mejor si son grupos de convivientes.
Salut recuerda también que la matanza del cerdo es una actividad que tiene por objetivo el autoconsumo de los productos cárnicos, por lo que la persona que realiza las matances debe ser quien ha criado al animal, ya que es una actividad productiva.
Una de las medidas más controvertidas de la nota aclaratoria emitida ayer por Salud Pública es que el «animal ha de haber sido criado por la persona titular de las matanzas», lo que acaba con el negocio de los criadores de cerdos que venden los animales para que un tercero haga las matances y deja sin materia prima a estos.
Esta dinámica es muy habitual en Ibiza, isla en la que, por lo tanto, el número de matances disminuirá notablemente respecto a otros años.
Todo ello, siempre que Salud no corrija este extremo, ya que poco tiene que ver desde el punto de vista sanitario y para la contención de la pandemia que el animal haya sido criado por un ganadero profesional o bien por uno aficionado.
Por su parte, desde Agricultura califican de «aceptables» las condiciones fijadas por Salut para poder realizar la matanza «como se han celebrado hasta la fecha» y que la pandemia no limite una actividad tan arraigada en Balears.
7 comentarios
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Vamos a ver, no entiendo nada. Que alguien me lo explique. Es a dir, ¿habéis permitido alquilar Villas donde han organizado fiestas sin ningún control, donde se han juntado amigos y desconocidos provenientes de otros lugares fuera de la isla, y una matanza que se suele hacer con la familia para consumo personal, me vais a decir que ponéis restricciones de todo tipo? Pero las villas no se controlan... Perfecte...
Y quién va a controlar cuántas personas hay en cada, matance?
T_D_S P_T_S!
Eso eso, excepciones para todo pero los parques que sigan cerrados. Los niños los grandes olvidados de esta pandemia.
No son medidas sanitarias. No seas iluso, PEP.
Luego nos quejamos de que el virus se extiende pero a matanzas si podemos ir. No acabaremos nunca con él si seguimos así. No somos chinos pero tenemos que comportarnos como ellos durante una temporada sino esto no parará
Eso esta totalmente prohibido, pero el gobierno si que puede ir a fiestas de 150 politicos, sin mascarilla, sin multas, sin consecuencias para ellos.