Autora: ADELA TURIN · ilustradora: NELLA BOSNIA · Editorial: KALANDRAKA EDITORA · A partir de 6 años · Desde 15 €.

Holi, niñas y niños vamos a pensar un poco en los cambios. A tod@s nos dan un poco de pereza porque nos supone un poquito de trabajo extra pero después ¡Ohhhh! ¡Maravilloso! Estamos felices y contentos. A veces, los sucesos más inesperados, aunque puedan parecer en un principio dolorosos, pueden cambiarnos la vida.

En un instante, estas aventuras hacen que varíen nuestra forma de pensar y nuestra forma de actuar.

Esto es lo que le ocurre a esta familia de pequeños ratones en el cuento de hoy, ‘Una feliz catástrofe’. Antes de la catástrofe la pequeña familia Ratón vivía en una modesta madriguera entre la alacena y la cocina de una lujosa mansión. El señor Ratón estaba, como todos los ratones, orgulloso de sus bigotes, de su voz grave. Después de un duro trabajo en la empresa, el señor Ratón contaba mil y una historias a sus hijos. Ellos y ellas: Teddy y Toby; Nancy, Nora, Nelly, Nutsy, Nanette y Nina, le escuchaban entusiasmados, admirando sus bigotes y su gran ingenio e imaginación. Papá Ratón les relataba las peripecias de juventud: las pirámides que había visitado; las bodegas de los barcos piratas en los que había dado varias vueltas al mundo; cuando visitó la mezquita Azul en Estambul; sus primeros pasos por la cara oculta de la Luna, escondido en una bota del astronauta Armstrong - ¡Ahhh! ¡Un poco fantasma Papá Ratón! ¿No creéis?- . Faltaba también la historia del gato atigrado en el escenario de la Ópera de París.

Pero lo cierto es que lo que más deseaba el señor Ratón era estar tranquilo, leer su periódico, sus zapatillas, orden, calma, un aperitivo, y sobre todo, sobre todo, la cena que siempre era preparada con gran amor por la señora Flora Ratón. Aunque para ser honesta tengo que confesaros que el Señor Ratón era un poco quisquilloso:

- Flora, a esto le vendría bien una pizca de perejil picado y un chorrito de aceite de nuez- decía Señor Ratón. Por el contrario la señora Ratona era abnegada, cuidadosa y amorosa con su gran prole. Dulce y modesta como todas señoras Ratonas, pero sobre todo, dócil. Mantenía limpia y en orden su madriguera y como no, sus hijos estaban aseados y bien alimentados.

Era tan paciente que incluso permitía que el señor Ratón le diera lecciones de cocina sobre la comida que ella preparaba con tanto esmero. Tal era su paciencia que podía escuchar las largas historias que el señor ratón contaba a sus pequeños y pequeñas mientras ella recogía la mesa y fregaba los platos después de la cena.

Así era la vida en la madriguera de la familia Ratón. Por la noche, los pequeños y pequeñas soñaban con las aventuras del Señor Ratón. Se dormían tranquilos pensando -¡Nuestro papá es un gran tipo!

Hasta que entre tanta monotonía, llegó por fin la feliz catástrofe que lo cambiaría todo para siempre.

¿Qué ocurrió? ¿Os imagináis cuál fue la catástrofe catastrófica? ¿Mamá Flora tendrá algo que decir?¿Puede ser feliz una catástrofe? No os podéis perder el final de esta aventura ratonil.