Jennifer Hermoso, en Ibiza. | Archivo

El director de la selección masculina de fútbol, Albert Luque, ha negado este martes en la Audiencia Nacional que participase en las presuntas coacciones a la jugadora de la selección Jenni Hermoso a raíz del beso que le propinó el expresidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) Luis Rubiales en la entrega de trofeos del Mundial en Sidney aunque ha reconocido que sí que trató de hablar con ella tras el incidente.

Fuentes jurídicas han confirmado a Europa Press que, en su declaración como investigado ante el titular del Juzgado Central de Instrucción Número 1, Luque solo ha contestado a las preguntas de su defensa y ha descartado responder a las de la teniente fiscal, Marta Durántez.

Según las mismas fuentes, el directivo de la RFEF se ha referido a su presencia en Ibiza en las mismas fechas en las que las jugadoras de la Selección femenina celebraban la consecución del Mundial. En concreto, ha asegurado que se encontraba presente en la isla y que no se desplazó de propio.

Luque, en una declaración que ha durado menos de 30 minutos, ha reconocido que trató de hablar con Hermoso porque ambos tendrían una relación de amistad y no por encargo de Rubiales. Sin embargo, la negativa de la jugadora a hablar con él le llevó a mantener una conversación con una amiga de la propia Hermoso, Ana Belén Ecube.

En esa charla tanto Luque como Ecube habrían acordado mantener una conversación al día siguiente con Hermoso, un encuentro que finalmente no llegó a materializarse.

Cabe recordar que Ecube acudió a declarar a la Audiencia Nacional el pasado 25 de septiembre, el mismo día que lo hizo el hermano de la jugadora de la absoluta. Entonces, y según fuentes jurídicas consultadas por Europa Press, respaldó ante el magistrado el testimonio de Hermoso, en el que indicó que el beso no fue consentido y que hubo coacciones tras el mismo.

OTRAS DECLARACIONES

Siguiendo esta ronda de declaraciones, el titular del Juzgado Central de Instrucción Número 1, Francisco de Jorge, escuchará el próximo 2 de noviembre como testigos al seleccionador masculino Luis de la Fuente, al ex director de Comunicación de la RFEF Pablo García Cuervo y al subdirector de Comunicación, Enrique Yunta.

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Ya el 14 de noviembre, tomará declaración como testigos al psicólogo de la selección femenina, Javier López Vallejo; al ex director de gabinete de Luis Rubiales, José María Timón; y al responsable de 'compliance' de la selección, Javier Pujol. Dos días después, escuchará también como testigos a la futbolista Laia Codina y al presidente del Comité Nacional de Fútbol Femenino, Rafael del Amo.

Además, el 16 de noviembre escuchará un testigo que presenció la conversación mantenida entre el exseleccionador Jorge Vilda y el hermano de la jugadora Rafael Hermoso en el avión de regreso a España desde Australia tras el Mundial.

El día 30 de ese mismo mes también se celebrará un careo entre Ecube y el director de marketing de la RFEF, Rubén Rivera, que compareció como investigado por las posibles coacciones a la jugadora.

Todo ello en el marco de esta causa, en la que el instructor investiga a Rubiales por presuntos delitos de agresión sexual y coacciones por el beso que propinó a la jugadora madrileña durante la celebración de la victoria en el Mundial de Australia y Nueva Zelanda.

DOS VERSIONES

Ante el juez, Rubiales defendió que el beso fue una «muestra de afecto» que se produjo de forma «natural», a la luz de «millones de ojos» y que fue «con consentimiento». A preguntas del abogado de Hermoso, aseveró que se trataba de una «celebración totalmente extraordinaria», que preguntó a la jugadora antes de darle el beso y que ocurrió «con consentimiento».

«Si le pregunté antes ¿cómo no le voy a respetar?», respondió a la pregunta de si consideraba que había respetado a la jugadora al besarle en la boca, para luego apuntar que Hermoso tras ese episodio «se fue muerta de risa» y dándole «dos cachetes en el costado».

Sin embargo, en su declaración ante la Fiscalía, revelada por el programa 'Código 10' de Telecinco, Hermoso declaró que el beso no fue consentido ni se sintió respetada como persona y futbolista. «Me estaban sometiendo a algo que yo en ningún momento busqué ni hice para encontrarme con esa situación», desveló.