El Real Madrid parece favorito para la final, porque juega en casa (aunque en semifinales fueron mayoría los aficionados del Fenerbahce turco), porque será su tercera final consecutiva y porque puede tener más ‘hambre' que su rival.
Veinte años sin subir a lo más alto del podio en la competición de la que se es el máximo exponente con ocho títulos es demasiado tiempo.
En el Real Madrid casi se ha convertido en una obsesión que lleva camino de convertirse en perniciosa si no se logra ahora.
Es la cuarta oportunidad en la que el Madrid juega tres finales consecutivas (1962-65, 1967-69, 1974-76 y 2013-15) y siempre sacó al menos un título en estas ocasiones (1964 y 1965, 1967 y 1968, 1974 y ahora la única opción es que sea en 2015).
PROBLEMAS
Pero enfrente no va a haber un club cualquiera, ya que el Olympiacos va a disputar su tercera final en cuatro años, en busca de su cuarto entorchado.
Y al frente del equipo de El Pireo está Vassilis Spanoulis, un jugador que volvió a dar muestras de su calidad y liderazgo en la semifinal ante el CSKA Moscú. En 31 minutos no hizo nada, aparte de fallar tiros y más tiros y aportar muy poco, pero a la hora de la verdad, en los últimos minutos, anotó tres triples sin fallo, a cual más difícil y decisivo, y una canasta de dos casi inverosímil.
El base griego está invicto en la Final Four. Ha jugado siete partidos y ha ganado los siete. Con los seis anteriores ganó tres títulos en 2009 (Panathinaikos) y 2012 y 2013 (Olympiacos) y en los tres fue el jugador más valioso (MVP). En esas tres ocasiones anteriores su mujer estaba embarazada y ahora vuelve a esperar un nuevo hijo. Un dato poco baloncestístico pero interesante para los amantes de la casuística.
Ambos equipos se enfrentaron en Londres 2013 en la final y el club griego se llevó el trofeo.
Con todos estos datos parece claro que la principal misión del Real Madrid será la gestión de la ansiedad por un lado y del control de Spanoulis por otro. Después deberá mantener un altísimo nivel defensivo y tratar de elevar la velocidad del juego en transición y del movimiento del balón en estático.
PRECEDENTES
Pablo Laso, entrenador del Real Madrid, descartó hablar de «revancha» al pensar en la final de 2013. «Es un partido nuevo. Hay jugadores nuevos y jugadores que allí estuvieron, pero, sobre todo, ya les ganamos el año pasado en un playoff (el de cuartos) al mejor de cinco partidos», dijo marcando territorio.
En el aspecto físico no parece que vaya a haber problemas para ninguno de los dos equipos, más allá del cansancio y golpes habituales.
El Madrid buscará ‘su' Novena en la decimoséptima ocasión que llega a una final, mientras que para el Olympiacos sería el cuarto título en su séptima presencia en el partido final. El baloncesto de cada uno dará y quitará razones.
Lejos queda aquella Liga Europea de 1995, en la que hubo protagonismo mallorquín de la mano de Martín Ferrer en la pista, y de Rafa Rullán como delegado de un equipo que busca hoy continuidad en el tiempo de la mano de los hombres de Laso.
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