El conjunto ibicenco celebra su décima victoria. | CBSA

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El Class Bàsquet Sant Antoni empieza a ser un reloj suizo, casi infalible. Los de Portmany superaron, con mucha autoridad, al Nadunet Refitel Llíria (51-72), en el partido disputado este sábado en el Pavelló Pla de l’Arc. Significó la décima victoria consecutiva del equipo entrenado por David Barrio, que se coloca segundo en solitario en la clasificación del grupo Este de la Segunda FEB. No hay mejor manera para llegar al parón de la competición el próximo fin de semana.

Los dos conjuntos afrontaban el encuentro empatados a triunfos y derrotas, pero con el Llíria por delante en la clasificación. Sin embargo, tras el duelo, la segunda posición es para un Class que continúa siendo el equipo más en forma de la categoría. Los baleares se han convertido en un bloque temible, con permiso del líder, el Palmer mallorquín que provisionalmente tiene dos victorias más (juega el domingo en la cancha del Maderas Sorlí Benicarló).

En Llíria, ciudad de la música, se tocó y se escuchó la bonita sinfonía del Class Sant Antoni. Con Arqués de baja, se logró un triunfo de equipo, en el que colaboraron todos. Pero en el que brilló un Jan Zidek que dio una exhibición anotadora (22 puntos); y también un Laron Smith que crece día tras día (23 de valoración con 15 puntos y 11 rebotes). En el Llíria, un equipo con mayúsculas que venció en la primera vuelta en Sa Pedera, destacaron Kandulu (10 puntos) y Josep Pérez (12 puntos). Sin embargo, los valencianos quedaron empequeñecidos ante el gran partido del Class, que dejó en 51 puntos a un adversario que promediaba 77 por duelo.

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Empujado por una entusiasta grada, el Llíria mando en los primeros compases del choque. Pero la iniciativa le duró muy poco a los valencianos. Hasta que Zidek empezó a marcar el territorio. Con cinco puntos consecutivos (un triple y una canasta de dos), el checo puso por delante a los ibicencos (7-8), que ya no iban a soltar el mando. El Class empezó a encontrase muy a gusto y acabó el primer cuarto con clara ventaja (13-23).

En el segundo cuarto, los de Barrio continuaron torpedeando la línea de flotación de los locales. A la fiesta de unió un revitalizado Hayes, que tiene categoría y clase a raudales. El estadounidense, menos atinado en los anteriores partidos, lo demostró en Llíria, aportando puntos fundamentales que dejaron el marcador en el 22-39. Con ese resultado se llegó al descanso.

En el tercer acto, el Sant Antoni tuvo su particular pájara. De hecho, los valencianos, en un arreón de orgullo y lucidez, recortaron la desventaja a 11 puntos (33-44). Barrio pidió tiempo muerto para frenar la rebelión. Sin embargo, de salida, una canasta de Kandulu metió de lleno a los locales (35-44). Peris y Zidek, a base de tiros libres, tranquilizaron las cosas para los sanantonienses. Entonces llegó la jugada polémica. Tras un tapón de Taiwo a Kandulu, los árbitros no pitaron falta y la grada explotó. También Josep Pérez, que acabó siendo descalificado por sus protestas. En ese escenario de ofuscación local, el Sant Antoni remató el partido. El tercer cuarto, que acabó 41-57, sirvió para ver a un Llorca cada vez mejor (su ayuda será fundamental para que los isleños logren los objetivos). Y en el último periodo, los baleares rubricaron su abrumador dominio. Espectacular.