El míster del conjunto ibicenco relató así lo sucedido: «Hubo un pequeño rifirrafe, una tangana, y todo el mundo se metió allí para separar. Yo fui el último en entrar, que tengo el vídeo y se ve, porque quedaban unos segundos y yo ya estaba dándole la mano al entrenador rival. Cojo al primer rival que veo y me lo llevo hacia los banquillos. Al ser el que estaba más cerca de la grada, pues fui al primero al que pillaron los que saltaron. Uno me pegó un empujón y otro me dio una patada».
El preparador pitiuso se encuentra anímicamente mejor: «Voy mejorando. El primer día fue un poquito más duro porque, además, te quedabas pensando en que eso le podía haber pasado a tu hijo o a cualquier otro. Me afectó. Después de la agresión se te pasa de todo por la cabeza. Estoy haciendo el curso UEFA Pro, el de máximo nivel, y tenía clase el lunes. ¿Con qué ilusión vas a cuatro horas de clase, sacrificando tiempo con tus hijos y horas de trabajo, si luego pasan estas cosas?».
Físicamente se encuentra «bien». «Tengo un moratón en la rodilla y nada más», agregó. Eso sí, quiso dejar claro que la gravedad de los daños no debe condicionar el castigo: «Lo que yo tenga debería ser lo menos importante, porque, si se premia la puntería o fuerza del descerebrado que te pega, vamos mal. El mero hecho del suceso es para que haya una sanción ejemplar. Esta persona no debería entrar a ningún recinto deportivo durante un tiempo. No hablo de sanción al club, porque poca responsabilidad tenía».
Hay dos asuntos más que no le han sentado bien a Dani González en relación a la agresión sufrida. Por un lado, lamentó que se haya tardado tanto en actuar para identificar al agresor y, por otro, que los árbitros no hubieran actuado de mejor manera después de la agresión y antes de que el partido acabase siendo suspendido.
Presión arbitral
«Me sabe un poco mal porque se debería haber identificado al autor de los hechos a los diez minutos y no esperar un día. Me habría gustado un poco más de celeridad en los hechos, pero más vale tarde que nunca. Agradezco al Alcúdia la ayuda», dijo. Lo de los árbitros, según comentó, fue cuanto menos chocante: «Nadie sabía muy bien lo que tenían que hacer. Nos decían: ‘Venga, vamos a continuar'. ¿Acaban de salir tres señores a dar golpes y pensamos en continuar? ¿Normalizamos esto? Los árbitros nos decían:‘¿Continuamos u os retiráis? A ver si vais a tener que venir algunos para unos segundos'».
«Yo no quiero los tres puntos. Me sentía presionado y me estaban presionando para jugar. Les dije: ‘Yo no sé lo que se tiene que hacer. Vosotros veréis, pero yo no estoy en condiciones de seguir. Me lo preguntaron cuatro o cinco veces. Les respondí otras tantas veces. ‘No quiero los puntos, pero no quiero seguir', les dije, y entonces ya uno dijo: ‘Estoy consultando y creo que se debe suspender el partido'. Es algo de recibo. En Primera tiran una bengala y se acaba el partido. ¿Aquí nos pegan tres patadas y seguimos jugando?», expuso Dani González.
El técnico quiere pasar página cuanto antes, pero también que se haga justicia. De hecho, en el entrenamiento del miércoles ya hizo por olvidarse de lo sucedido. «Entrenando, hablamos de todo y repasamos las acciones del partido a excepción de la agresión. Ni pensé en ello. Cambias el chip y lo que quieres es trabajar y mejorar a tu equipo», sentenció.
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Periódico de Ibiza y Formentera
De momento no hay comentarios.