La temporada llega a su fin y el adiós definitivo de dos leyendas celestes como Javi Lara y David Morillas se aproxima. Los dos jugadores tuvieron el sábado noche la oportunidad de despedirse de la afición en el duelo contra el Valladolid. Con lágrimas en los ojos, pero también un sinfín de sonrisas en los selfis post-partido con diferentes seguidores, los futbolistas protagonizaron su último baile en el coliseo ibicenco.
Fueron momentos que pusieron la piel de gallina. La emoción inundó a Lara y Morillas, que en tres años en la isla han echado raíces y se sienten como en casa. «Desde el momento en que se me comunica la decisión, han sido días duros, días de contener emociones», afirmó el centrocampista en declaraciones al club. «Creo que, hasta ahora, llevo una carrera muy larga y nunca he sentido lo que he sentido aquí. Llegamos cuando esto era una chabola y ahora es una villa, que son famosas aquí en la isla. Es difícil de explicar. La gente aquí me quiere como en ningún sitio. Eso es lo que me llevo. Eso no se paga con dinero», continuó el cordobés, que el domingo salió de titular y fue reemplazado por Appin en el minuto 51 ante la ovación total y absoluta del graderío.
El andaluz pondrá fin a su etapa unionista este domingo contra el Oviedo en el Carlos Tartiere (20.00 horas). Será la última oportunidad para engordar sus cifras. Ha gozado de un total de 5.394 minutos repartidos en 81 partidos oficiales entre Segunda División, Segunda B, promociones por el ascenso y Copa del Rey. Ha transformado siete goles, dos de ellos esta campaña, y ha visto seis tarjetas amarillas.
David Morillas también se marcha con tristeza porque «nunca estás preparado para irte de un sitio cuando te han tratado con tanto cariño, tanto respeto y tanta admiración». «Me he sentido aquí como en casa y ha sido un placer poder despedirme de la gente», apuntó el lateral izquierdo, que entró el sábado al terreno de juego en el minuto 64 en sustitución de Gonzalo Escobar e inmediatamente recibió los aplausos de la grada.
«Vinimos hace tres años aquí, cuando eso estaba muy cambiado. Hoy en día tenemos fútbol profesional y una afición muy grande, mucha gente enganchada aquí en la isla. Hace tres años, en el primer partido, había 60 personas y hoy hay un aforo grande. Se te pasan muchas cosas por la cabeza y estoy satisfecho y orgulloso de lo que hemos hecho», continuó.
El zaguero confesó haber vivido «muchas cosas positivas en la isla», tantas como para «escribir un libro». Eso sí, destacó una por encima del resto. «Ha nacido mi hijo aquí. Es ibicenco y, por supuesto, llevaré siempre la isla en el corazón», afirmó emocionado.
El murciano se ha enfundado la elástica celeste en 75 ocasiones en tres temporadas y ha disfrutado de un total de 6.373 minutos de juego. En ellos vio siete tarjetas amarillas. Las cifras pudieron ser más altas, pero una rotura en la tibia en enero de 2020 le hizo perderse el resto de partidos de esa temporada, la que se vio alterada también por la explosión de la pandemia.
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