Los errores frenan la euforia

Con el partido ya en juego, los primeros en golpear fueron los ibicencos con un gol de Bodí. Una exclusión de Alberto Sanz permitió a los locales darle la vuelta y tomar una ventaja de dos goles (3-1).

Con la iniciativa en el marcador, los vascos jugaron más cómodos y con un gran Alberto Aguirrezabalaga mantenían la ventaja que incluso subió a los tres goles (9-6) al ecuador de la primera parte.

Fue en ese momento, cuando los pitiusos reaccionaron y a falta de cinco minutos pusieron las tablas en el marcador (10-10). Todavía hubo tiempo para darle la vuelta y llegar al descanso con ventaja (10-12).

Parecía que los de Eugenio Tilves iban encontrando su mejor versión y que podrían dar cuenta del último clasificado en la segunda mitad. No fue así.

El Zarautz pronto dejó claro que no se iba a rendir y antes de los 10 minutos de la reanudación ya había igualado el choque (14-14). El encuentro entró en una fase de tremenda igualdad en la que las defensas se imponían. En el cuadro ibicenco Gamallo sostenía a sus compañeros que estaban muy imprecisos en ataque y cometieron varias pérdidas evitables.

A falta de cinco minutos la desventaja era de un gol (20-19). Todo estaba por decidirse. Con el 21-19 Sancho marró un lanzamiento de siete metros, el tercero que fallaban los ibicencos en la segunda parte. Una falta en ataque de Sanz con el 22-20 en el marcador a falta de dos minutos finiquitó el encuentro que finalizó con un 24-20 en el luminoso.

La derrota frena la euforia del balonmano pitiuso que se atrevía a soñar con Asobal. Aún queda mucho, pero es un jarro de agua fría.