Amadeo Salvo, en el estadio de Can Misses. | Marcelo Sastre

Amadeo Salvo Lillo (Valencia, 31-03-1967) tenía la agenda completa ayer por la mañana. Los medios de comunicación querían saber sus impresiones de cara a este partido y no dio a nadie de lado. El presidente de la UD Ibiza lamentó que se queden fuera aficionados que querían ver este encuentro y dejó claro que la estructura de su entidad es propia de una categoría superior. ¿El techo? Siguiendo su filosofía, la misma que la del Cholismo, contesta: «Hay que ir partido a partido».

Confiese. Usted vino para esto, para que surgieran momentos así.

—Bueno, es una pregunta complicada, pero sí. Vinimos para generar un proyecto que creciera y se consolidara. Cuando trabajas un proyecto que crece y se consolida, que el año pasado debuta en Segunda B y ahora se mete en Copa del Rey, y vuelves a trabajar en crecer esa estructura de club, pues pueden pasar estas cosas.

¿Realmente preveía algo así cuando reflotó el club?

—¿Tan pronto una eliminatoria con el Barcelona? No. Primero había que clasificarse para la Copa del Rey. No lo tienes previsto porque no piensas en la Copa del Rey. Cuando creas un proyecto que crece, piensas en la Liga, en ir escalando posiciones y categorías. No piensas en eliminatorias de Copa del Rey porque para un club como nosotros esto es un premio, pero existe una realidad. Si ya es muy difícil ganarle al Barcelona, es casi imposible ganar la Copa del Rey. Entonces, no piensas en algo que no puedes conseguir o que no está dentro de lo lógico. Piensas en la Liga y esto es un premio.

¿Qué sensación tuvo cuando salió la bola del Barcelona?

—Cuando salió la del Ibiza, ya sabía que venía un grande. Fue un inmensa alegría y satisfacción. Me acordé de muchas cosas, pero inmediatamente la cabeza empezó a funcionar. No me acuerdo de casi nada del sorteo. No sé qué equipos saqué en las bolas, porque mi cabeza ya estaba dándole vueltas a la responsabilidad y a todo lo que había que hacer para organizar este partido. Yo conozco lo que es un club de Primera División y todo lo que acarrea desde medios de comunicación, protocolo, directivas, seguridad... Llegué a Ibiza a las nueve de la noche y ya empezamos a trabajar.

De todas formas, su primera opción era el Real Madrid.

—Yo quería el Madrid o el Barcelona. Me daba igual. Cualquiera me valía y hemos tenido la suerte de que nos haya tocado uno de los dos.

¿Tuvo algún contacto con Bartomeu tras el sorteo?

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—Sí. Me mandó un wasap y yo le llamé. Está muy contento. Compartimos palco varias veces cuando yo era presidente del Valencia y él ya lo era del Barça. Ahora, va a venir y nos iremos a comer. Seguro que recordamos viejos tiempos. A él le gusta venir a Ibiza y nuestra relación personal también es muy buena.

Comentaba lo del dispositivo de seguridad. ¿Le ha venido grande a la isla un evento de estas dimensiones?

—No, ni mucho menos. No le ha venido grande porque la gente se ha puesto a trabajar. La Policía sabe trabajar situaciones de estas. Estamos hablando de 6.500 personas. El estadio tenía sus deficiencias y las hemos subsanado. Se han abierto dos nuevas entradas y hemos sectorizado el estadio. Policía, Ayuntamiento, Protección Civil y todos están a disposición para organizar un partido así. No les ha venido grande porque tampoco es nada que hayamos inventado nosotros.

¿Qué ha sido lo más duro?

—Lo más duro es saber que podíamos llenar dos estadios como este. Cuando el domingo me enseñan hasta dónde llega la cola, yo sabía que no iba a haber entradas para todos. Eso es lo más duro porque, al final, hay 6.500 entradas. Los abonados, entre retirar y comprar, alcanzan casi los 3.000. Entonces, estaba claro que con esa cola tan grande no íbamos a poder satisfacer esa ilusión.

¿Ve viable dejar las gradas supletorias hasta el final de la temporada o es inasumible?

—El mayor coste ya está. El coste del asiento está en torno a los 60 euros, quizás un poco más. Hay 2.400 asientos y ha habido que repercutir en el precio de las 4.000 y pico entradas que quedaban porque 1.600 no pagaban por ser abonados. La gran inversión ya está hecha. Habría que valorar si se quedan, pero si se quedan tienen que tener un fin y tampoco me gusta dejarlas en previsión de algo que todavía no se ha conseguido.

En el plano deportivo, ¿confía en que del ‘Alcorconazo' se pase al ‘Ibizazo'?

—Todo es posible. Nuestras posibilidades son pequeñas. No sé qué porcentaje, pero lo vamos a pelear. No es probable, pero es posible. Nosotros vamos a trabajar para que lo que es poco probable se convierta en posible. Es muy difícil y la diferencia de categoría es muy grande, pero esto es deporte y, al final, son once hombres contra once. Al final del partido seguro que estaremos orgullosos de nuestros jugadores.

¿Dónde está el techo del proyecto de Amadeo Salvo con la UD Ibiza?

—Vamos partido a partido también en estas cosas. El Ibiza tiene una estructura de un club de Segunda A. Todo eso es lo que te hace crecer y mantenerte en los malos momentos. Cuando tienes un mal año y no hay nada, las cosas se caen, pero si tienes una estructura, esta lo soporta. Soñar se pueden soñar muchas cosas, pero nosotros trabajamos con realidades. Llegaremos donde tengamos que llegar. Hay una cosa que no se compra, que es el tesón, la fuerza, la ilusión y las ganas de superarte, y a eso no nos gana nadie. ¿Nuestro objetivo? Hay una frase que nosotros tenemos en nuestro eslogan que es climbing to the top, que significa ‘escalando a lo más alto'. Nosotros estamos en esa escalada. Hay gente que culmina la cima y otros que no llegan, pero son escaladores. No llegar no es un fracaso.