—¿Esperaba proclamarse campeón del mundo o le pilló por sorpresa?
—Jugué dos Mundiales dentro de un mismo campeonato, uno con la selección española y un open por parejas. Con España es verdad que teníamos bastantes opciones, porque llevábamos muy buen equipo, pero el de parejas era muy complicado y ahí no esperaba ganar. Ése me pilló por sorpresa. Bueno, sorpresa no es porque siempre que compites vas con la intención de ganar, pero sabía que sería muy duro, más aún teniendo en cuenta que competía en dos torneos a la vez y jugaba dos partidos al día. Físicamente eso exigía mucho, pero al final salió bien.
—¿Recuerda el punto del triunfo por parejas?
—Sí, perfectamente. Fue tras servicio de mi compañero. Vi que el contrario la iba a sacar un poco forzada. Cuando yo estaba en la red, le pegué y la bola salió cuatro metros por encima de la pista tras rematar dentro.
—¿Qué se le vino a la cabeza en ese instante?
—Pensé en las oportunidades perdidas en otros Mundiales a nivel absoluto. Se me escaparon dos finales. Ahí te viene a la mente lo luchado y merecido que fue. Por fin había conseguido un título mundial, ése que se me negó dos veces en la final.
—¿Trabajó duro para este premio?
—Realmente, sí. A nivel físico, estuve primero tres semanas calentando y estirando bien para evitar lesiones, porque sabía que sería duro. A partir de ahí, fui compaginando entrenos en la pista con entrenos en el gimnasio. No dejé de trabajar en ningún momento. Tengo mi trabajo, que es dar clases y organizar todo el pádel de Bfit, y después de haber trabajado unas diez horas me quedaba una hora u hora y media más entrenando. Fueron dos meses y medio en los que el esfuerzo mereció la pena al final.
—Dicen que lo difícil no es llegar a la elite, sino mantenerse. ¿Será difícil revalidar el título la próxima edición?
—Bueno, el Mundial es bianual. Se intentará, pero primero hay que luchar por entrar en la selección y, partir de ahí, pues intentarlo. Yo sigo compitiendo en campeonatos de España y en torneos por la Península. Quieras o no, así te vas manteniendo en forma y te permite optar a la selección. Si te quedas en un sitio, nadie te ve.
—¿El hecho de que haya categorías una motivación a la hora de entrenar al verse con opciones de ganar un título ante gente de su nivel?
—Bueno, a nivel de un Mundial, todo el mundo que participa pues compite con las mismas garantías de éxito, pero es verdad que hay países que todavía no tienen un nivel como el de España, Argentina, Uruguay o Brasil. Por ejemplo, Italia sorprendió con un buen equipo. Es verdad que es un aliciente más por competir de tú a tú con todo el mundo. En un Mundial te puede ganar cualquiera y tienes que estar atento porque no hay margen de error. Con la selección española tienes un poco de margen porque las eliminatorias son a cinco partidos, parecidas a las de la Copa Davis, pero en el open por parejas participas en un cuadro de 32 y si pierdes te vas a casa.
—¿Qué le empujó a meterse en el mundillo del pádel?
—Venía del tenis y el servicio militar me cortó un poco la actividad. Luego, volví a jugar al acabarlo. Un amigo me dijo de jugar al pádel y empecé a compaginarlo aunque era un poco escéptico. Lo fui probando hasta que vi que la disciplina del tenis aplicada al pádel en esa época me podía permitir subir rápido en el ranking y así fue. A los cinco o seis años de empezar en serio con el pádel fui campeón de España absoluto. Dio su fruto.
—¿Qué tiene este deporte para haber progresado tanto en tan poco tiempo?
—Lo que tiene es que un deporte muy fácil de jugar, pero no me refiero a jugar bien. Además, puede practicarlo gente de 5 a 80 años. Es un deporte muy social en el que te estás divirtiendo a la vez y eso no es fácil. Físicamente, a nivel amateur, enseguida te lo pasas bien haciendo deporte con amigos. Ése es el gran gancho que tiene el pádel, un deporte para el que se están haciendo muchas pistas en Europa ahora mismo.
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