Celebración del gol del Ibiza. | UD Ibiza

No fue superior, pero ganó. Y, en el fútbol, eso es lo que realmente importa. Ya lo decía El sabio de Hortaleza. «Ganar, ganar y ganar; y ganar, ganar y ganar», defendía el difunto Luis Aragonés. La Unión Deportiva Ibiza siguió tal cual ese guion y se impuso por 0-1 en el feudo del Sevilla Atlético en su debut en Segunda División B. Mejor, imposible. Bueno, lo habría sido si el juego hubiera acompañado, pero, a estas alturas de la temporada, en agosto y con una plantilla sin cerrar, no firmar lo ocurrido sería una auténtica memez.

El conjunto de Ñoño Méndez partía como víctima en las apuestas –valga como dato que se pagaba a 4,20 euros por euro su victoria– y con razón. Tras un verano muy movido, con el repentino ascenso a Segunda B en los despachos y pocos cambios en una plantilla configurada para jugar en Tercera, el cuadro ibicenco sufría encima la lesión de Sergio Cirio, su estrella, durante la semana. Y, por si no fuera bastante, Chavero, Verdú y Abel tampoco podían ser de la partida por sanción.

Con todo, el deporte rey no deja de ser un juego de once contra once en un mismo rectángulo de juego y no siempre gana el mejor, sino el más acertado y ordenado. Y esos fueron precisamente los argumentos de la UD Ibiza en el Viejo Nervión: acierto y orden.

ARRANQUE

El partido arrancó con claro dominio local. El toque caracterizaba el juego de los hispalenses ante un equipo ibicenco atrincherado atrás. Tras un primer cuarto de hora sin llegadas claras, Pejiño asumió la responsabilidad y rozó el gol en dos ocasiones. El guardameta Álex estuvo atento para despejar el balón en sendas ocasiones. En la primera, el portero repelió el esférico con la rodilla en un tiro escorado del sevillista, que poco después se acabó echando las manos a la cabeza cuando el cancerbero voló a la derecha para evitar con el puño el primer tanto del encuentro.

A veces, en el fútbol, el que perdona lo acaba pagando. Y eso mismo le ocurrió al Sevilla Atlético. Primera aproximación visitante y primer y único gol. En una acción a balón parado, Riverola mando el balón al área, donde Gonzalo voló por encima de su defensor para meter la cabeza y asistir a un Núñez que marcó a placer. Increíble, pero cierto. Saltaba la sorpresa en Híspalis.

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Se le ponían bien las cosas a los pitiusos, que mandaban en el electrónico pese a haber hecho lo justo. Pejiño, quién si no, trató de nivelar la balanza con un centro chut que se marchó fuera. También Mena, ya en el último minuto, probó fortuna con un lanzamiento alto desde la frontal del área justo después de que un compañero viera cómo hasta tres zagueros visitantes taponaban su disparo.

Pese a la insistencia del Sevilla Atlético, lo cierto es que la UD Ibiza tuvo en sus botas la puntila antes de marcharse a los vestuarios. Javi Serra encaró a Kony en el interior del área, pero el central acabó despejando a córner su disparo con marchamo de gol. Ahí murió un primer tiempo en el que los ibicencos habían sacado petróleo de la ciudad deportiva sevillista.

SEGUNDA PARTE

Luciano Martín, técnico local, movió ficha tras el asueto. Luismi, un juvenil con detalles de Messi –salvando las lógicas distancias– entró por Diego García. El joven futbolista no tardó en dejarse ver en una acción individual en la que fue dejando rivales atrás hasta tirar cruzado. Bryan también comenzó a hacer daño por la izquierda en un tramo del choque en el que los sevillistas ejercían una presión muy alta.

Méndez decidió entonces realizar un cambio defensivo. Dio entrada a Fobi, que se mostró muy activo por la derecha, por Riverola. Lo cierto es que la decisión funcionó y el cuadro hispalense dejó de encontrar huecos ante un Ibiza que tuvo la sentencia en un remate forzado de Herrera que se marchó fuera tras un pase de la muerte de Javi Serra.

Los minutos pasaron con más pena que gloria para beneficio de un equipo ibicenco que tenía los tres puntos en el bolsillo. El debut del recién llegado Javi García y del delantero Rodado quedó en una mera anécdota en la recta final de un partido que se apuntó el conjunto unionista ante todo un hueso y en una cancha donde pocos puntuarán. Fue, prácticamente, el debut soñado. No en juego, pero sí en resultado. El Ibiza llega para quedarse.