—Viene de hacer un buen Campeonato de España en Málaga. ¿Está contento con los resultados?
—Sí, la verdad es que sí. Si antes de empezar, me dicen que voy a hacer estos resultados... no me lo creería, la verdad. Este año, por temas de estudios, estamos entrenando la mitad. Y bueno, sabemos el nivel que hay y las horas que le echa todo el mundo, así que está bastante bien. Menos con el 200 que sabíamos que no lo habíamos preparado del todo, pero con el 50 y el 100, muy contento.
—Se quedó cerca de una medalla.
—Sí, en el 50 quedé tercer español en el absoluto joven, pero cuarto del campeonato porque es un torneo internacional. Vino la selección de Kazajistán y se coló uno de ellos en el podio.
—¿Cómo sienta que en un Campeonato de España una medalla se escape porque se la lleve un extranjero?
—Bueno... al momento, te sienta muy mal, la verdad. Luego, lo piensas y es para todos igual. La culpa no es del kazajo, tú has hecho todo lo que has podido y él tiene más nivel que tú. Es algo que fastidia un poco, pero que en realidad mejora el nivel del campeonato.
—Actualmente es el mejor nadador de la isla. ¿Cómo se siente?
—Bueno, la verdad que no me gusta ni decir esas cosas, ni llamarlo así. Cada uno tiene un nivel y le echa las horas que le apetece o puede.
—¿Cómo está el nivel de la natación ibicenca?
—La diferencia es que en la península, desde edades tempranas se empieza a doblar. Eso es ir a entrenar por la mañana, antes de ir al instituto, y luego por la tarde, hacer otra sesión de agua. Aquí cuando yo estudiaba en la ESO, se hacía con mi grupete y los anteriores también. Ahora, se ha perdido y es algo que se nota cuando sales a competir a la península. Incluso yo lo estoy notando que este año, con el grado superior de Técnico de Animación de Actividades Físicas y Deportivas (TAFAD), estudio por la tarde. Por los horarios, lo único que puedo hacer es una sesión matutina y se nota. Aquí no hay milagros, quieras o no, te sacan el doble de horas de entrenamiento y el doble de metros.
—¿Cuánto entrena ahora?
—Pues ahora mismo, de lunes a viernes una sesión cada día, y los sábados intentamos que sean dos sesiones. Lunes, miércoles y viernes son entrenamientos de dos horas de agua y una de gimnasio, y martes y jueves sólo agua.
—Deduzco que el nivel en la isla está bajando por falta de entrenamiento.
—Se nota cuando sales a la península a competir. Aquí hay gente con calidad que podría exprimirse mucho más.
—¿Echa en falta una piscina olímpica para entrenar?
—Pues sí. Es un hándicap muy grande con el partimos. Cuando llegas a un campeonato, a una piscina de 50 metros y tu vienes de entrenar en 25, pues es el doble. Echas muy en falta los virajes. Por eso, siempre que hay una competición procuramos concentrarnos. Por ejemplo, antes de este campeonato estuvimos entrenando una semana en Sierra Nevada.
—¿Se plantea cambiar de equipo e ir a la península en busca de un mejor entrenamiento?
—Cambiar de equipo no, pero voy a echar la beca a Madrid a ver si puedo ir allí. Sobre todo lo voy a hacer por el tema de entrenar en una piscina de 50, y entrenar con gente porque, ahora, nado solo. Es algo que está aún en el aire.
—¿Cuál cree que es su techo?
—Bueno, antes nos poníamos objetivos muy ambiciosos de rebajar marcas. Ahora, estas últimas temporadas, el plan es trabajar día a día y disfrutar. Con esta idea, nos están yendo mejor las cosas y mientras campeonato a campeonato vayamos rascando décimas y mejorando el tiempo, vamos por el buen camino. Ahora, estoy en absoluto joven que es ya pelear contra todos y estás un poco en tierra de nadie. El caso es trabajar con paciencia y así, quizás algún día, conseguir algo muy guay.
—¿Cuál sería ese sueño?
—Ganar medallas en campeonatos de España estaría bien, pero quizás no descartaría, si todo sigue yendo bien, conseguir una convocatoria de la selección para un campeonato internacional.
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