El exciclista profesional Perico Delgado, ayer en el hotel Abrat de Sant Antoni. | Arguiñe Escandón

Pedro Delgado (Segovia, 15-04-1960), más conocido como Perico en el mundo del deporte, es uno de los grandes mitos vivientes del ciclismo español. Ganó dos veces la Vuelta a España y una, el Tour. El actual comentarista de dicha especialidad en Teledeporte es uno de los grandes atractivos en la Vuelta Cicloturista a Ibiza, que arranca hoy.

—¿Qué le ha empujado a venir a la Vuelta a Ibiza?
—Me invitan a muchas pruebas, pero me decanté por Ibiza, sobre todo, por el hecho de que no es sólo un día, sino cuatro, pilla en puente y vengo en plan familiar, que tiene que ver mucho con mi presencia aquí. También influye que es una prueba cicloturista, menos agresiva y más de ambiente, por lo que se puede vivir a un ritmo más tranquilo y disfrutar del entorno, que se agradece. Todos tenemos que ir graduando fuerzas porque son varios días y me gusta que haya varias neutralizaciones, mejor que un palizón todos los días.

—Me consta que no es su primera visita a Ibiza.
—He venido en varias ocasiones, pero para montar en bici en un evento deportivo es la primera vez. Creo que la primera vez que vine fue cuando gané mi primera Vuelta a España en 1985. Luego he ido viniendo de vez en cuando. Conozco bien la isla de ir en coche, por calas y barco. Ahora, la conocerá de ciclista, que lo tenía pendiente.

—Precisamente eso le iba a preguntar, que ahora toca vivirla de otra manera.
—Siempre que vine fue en temporada alta y, cuando me movía con el coche, la cantidad de tráfico era enorme. Ibiza es un sitio bonito para ir en bici. Puedes conocer sus rincones en dos o tres días. Sin embargo, para el ciclista el tema del tráfico y los turistas, que a veces van despistados mirando las calas, el mar o no sé qué, supone una sensación de peligro. En cambio, en estas fechas tengo la impresión de que vamos a disfrutar con ese puntito de paz que te da la menor presencia turística.

—A expensas de que salga a rodar, ¿qué idea tiene acerca de los recorridos?
—Sinceramente, antes de decidirme a venir pregunté en qué consistían. Cuando me dijeron que eran etapas de 70 u 80 kilómetros con paradas y avituallamiento dije ‘me apunto’. Tampoco he mirado a fondo por dónde vamos porque conozco la isla y sé que no hay grandes subidas, aunque tampoco es muy llana. Es un lugar cuyos rincones te gusta descubrir o redescubrir en bici, porque se disfruta más a 30 o 40 kilómetros por hora que dentro del coche, insonorizado y sin poder oír el canto de los pájaros o las chicharras en verano.

—¿Qué objetivo se ha fijado? ¿Piensa esforzarse al máximo?
—No vengo con ninguna idea. Lo iré descubriendo día a día. Un día me picaré, otros me pondré a charlar con alguien... Vengo a disfrutar de la isla y hacer nuevos amigos.

—A una persona como usted seguro que muchos jovencitos, y los que no lo son tanto, querrán ganarle el pulso. ¿Cómo lleva eso en este tipo de pruebas?
—Se lleva muy bien. A los jovencitos no les puedo aguantar el ritmo, pero hay otros a los que les ves las intenciones y si veo que puedo aguantar les caliento un poco. Es ley de vida. La gente cuando sale conmigo o con Indurain, aparte de la foto, quiere ver si estás en forma. No lo estoy, pero tampoco estoy fuera de forma. Estoy, como digo yo, resultón. Quien me quiera atacar puede encontrar una buena respuesta. Ya veré qué nivel tiene para que mi respuesta sea más agresiva o mirar a otro lado (risas).

—¿Habrá pique entre usted, Indurain y Chiappucci?
—Entre nosotros, todos los piques que se han producido ya han sido suficientes. A veces, calentamos el ambiente para que la gente se anime.

—Cambiando de tercio, ¿qué tal lleva el mundo del periodismo?
—Bien. Se sufre de otra manera. A lo mejor lo que más sufres es que estás muchas horas hablando y acabas cansado, pero no tiene nada que ver. Para mí fue un descubrimiento conocer la otra cara del ciclismo a través de él. Es un mundo apasionante. Las entrevistas, llegar a la salida o a la meta... Tiene muchas cosas bonitas para los que cubren este deporte. Permite un contacto muy cercano, más que en otros deportes.

—Metidos en el ajo de las noticias, ¿qué opinión le merece la retirada de Alberto Contador?
—Todo tiene un principio y un final. A Purito y, en especial, a Contador se les va a echar en falta. Alberto tiene ese concepto de ciclismo de ataque, de épica, y creo que vamos a echar de menos esa persona que nos meta la emoción a falta de 100 kilómetros sin tener que esperar los últimos diez para ver qué pasa. Para los aficionados que estamos muchas horas siguiendo la carrera, alguien así tan agresivo gusta.

—¿Por dónde pasa el futuro del ciclismo español? ¿Quién puede suceder a Contador?
—Creo que Mikel Landa puede ser el heredero en gran fondo. Los ojos van a estar centrados en él. Hay otros como Marc Soler o Rubén Fernández, que me gustan mucho. Creo que hay un grupo y esperemos que salga el sustituto de Alberto.