—Hace poquito estuviste aquí viendo al equipo. ¿Cómo se presenta el proyecto del Ciudad de Ibiza?
—Llevamos unos añitos con él, yendo poco a poco, con un plan serio, sin querer ir demasiado rápido para no tener que dar luego dos pasos atrás. Estamos satisfechos de cómo nos ha ido estos años. Al final, lo importante es poder pagar al final de mes y no arriesgarte a tener problemas, siempre con muchísima responsabilidad, tranquilidad y ganas. Por cierto, qué difícil es ascender. Es más difícil triunfar en esas categorías que en Primera o Segunda. Realmente lo ponen muy complicado, pero se ha trabajado con seriedad. Ahora, estamos en una nueva categoría. Siempre es difícil adaptarse. Lo importante al final es mantener la estabilidad y, poco a poco, intentar trabajar con niños de la isla, dar un poco de ejemplo al mismo tiempo que el primer equipo se va consagrando en esta división.
—¿Hay mucha gente que se pregunta qué papel tiene usted realmente en el club?
—Obviamente, tengo un trabajo en el Maccabi. Aquí llevo unos cuantos años y, en mi caso, en el Ciudad de Ibiza no puedo estar para gestionar el club en el día a día. Ibon sí está en el día a día. Nos hemos metido un grupo majo en el que cada uno intenta aportar lo suyo a nivel económico, de gestión... Y nos hace ilusión porque es el único equipo que patrocinamos con la marca Cruyff. También estamos encantados con Blue Marlin Ibiza y buscamos más esponsorización local. Sobre mi papel, igual que Ibon hace absolutamente de todo, yo intento ayudarle en lo que sea. Intentamos atraer más sponsors, ayudamos a vestir al club, colaboramos con varias cosas y siempre tratamos de aportar ideas.
—¿Su apuesta por el Ciudad de Ibiza es firme?
—Sí, siempre con presupuestos equilibrados, sin hacer locuras. Es un proyecto bonito y estamos muy contentos de haber subido. En un principio, no entra en nuestros planes perder el control. Si viene un compañero de viaje y quiere sumarse para ayudar y ser más competitivos, bienvenido sea, pero la idea no es ganar dinero con el club.
—¿Cuáles son las aspiraciones del club?
—Los que estamos metidos en el deporte tenemos siempre un grado de competitividad. Siempre aspiras a lo máximo. A veces es imposible, pero, por dentro, llevas ese sueño y ambición. Hemos subido, que era el primer objetivo. Ahora, a consagrarse, con estabilidad y sin sufrir, sin volvernos locos con que hay que subir el año que viene. Hay que estar tranquilos. Si sale la opción, obviamente lucharemos. A largo plazo, todo el mundo puede subir. Queremos ser un estandarte en la isla, pero la verdad es que hay bastantes equipos haciendo bien las cosas y no es fácil. Hay que aprender, mejorar y seguir, y, luego, aprender y mejorar otra vez.
—¿Por qué y cómo decidió unirse al club?
—Ibon estuvo jugando unos añitos en Ibiza y yo llevo yendo ahí desde que tenía 18 o 19 años, siempre muy discretamente. Vimos un proyecto bonito de unir la marca de ropa al equipo. Beneficios económicos no da. Esto es una idea de romanticismo que hemos tenido y los que estamos ahí somos gente que ha estudiado o ha tenido algún paso por el mundo del fútbol. Todos intentamos unir nuestras ideas.
—Con Ibon compartió vestuario y, ahora, club. La relación, obviamente, debe ser muy buena.
—Sí. Estoy supertranquilo porque es de confianza. Nos conocemos desde hace muchos años. Él lleva el día a día.
—También compartió vestuario con Javi Moreno, otro exfutbolista profesional que está echando un cable al club y ha recomendado fichajes.
—Nos llevamos bien. Tuvimos una etapa en el Barcelona y el Alavés. Ha traído jugadores que nos vinieron bien.
—Los tres coincidieron en el Alavés. ¿Qué recuerdo guarda de aquella etapa?
Aparte de conseguir resultados extraordinarios, sobre todo al llegar a la final de la UEFA, éramos un grupo de amigos, un vestuario muy sano. O íbamos todos a uno o, entonces, lo pasaríamos mal. Siempre fuimos a una y, de hecho, sigue habiendo bastante contacto entre exjugadores de este equipo. Eso significa que la gente era algo más que compañeros.
—Comenta que no quieren perder la cabeza y que irán poco a poco, pero lo cierto es que, habiendo tres exfutbolistas de su caché, muchos sueñan con algo grande. ¿Se puede hablar en el futuro de un proyecto de ascenso?
—Hay que ir poco a poco, sin volvernos locos, sin meter presión innecesaria a los que están ahí. Quizá por nuestra imagen, por haber tenido una carrera en el fútbol, nos miran más, pero no hay que olvidarse de que hay gente detrás que hace un gran trabajo y también un equipo. Hay mucho trabajo por parte de gente que no aparece y sin ella no habría nada que hacer. Son más importantes que nosotros, que intentamos aportar nuestro granito de arena. Es una historia que se ha forjado por romanticismo. Así nos metimos y a ver cómo va. Hay compañeros de viaje que han estado desde el principio y quieren estar. Blue Marlin Ibiza todavía quiere ayudarnos y para nosotros es bonito que gente de la isla esté con nosotros.
—Lo cierto es que por detrás viene pisando fuerte la UD Ibiza de Amadeo. ¿Eso os obliga a poneros las pilas la próxima temporada en caso de seguir en Tercera y de que ellos suban?
—Es como nosotros. Los dos empezamos un proyecto. Sabíamos que el primer año iba a ser difícil. Le deseo mucha suerte a ellos, porque siempre es bueno que gente con experiencia en el mundo del fútbol se involucre. Para la isla, en general, es bonito. Yo lo veo como algo bonito y no como una rivalidad. Al final, esto es deporte.
—¿Se dejará ver pronto de nuevo por la isla?
—Está complicado, porque ahora hay mucho trabajo y estamos en la Liga Europa, que son seis partidos más. Se acumula el trabajo estos días, pero, obviamente, me gustaría aparecer un poco más por la isla y estar arropando al equipo.
—¿Y cómo le va en el Maccabi?
—Estamos tranquilos tras habernos metido en la Liga Europa, que lo conseguimos en los penaltis. Ya son varios años jugando competiciones europeas.
—Ya que tiene mano tanto en el Maccabi como en el Ciudad de Ibiza, ¿sería posible que el partido de presentación del próximo año de este último fuera contra el equipo israelí?
—Ojalá. A mucha gente le gustaría y los jugadores estarían encantados, pero tenemos un calendario cargadísimo con la clasificación para las competiciones europeas, que empiezan en julio. Es muy difícil. Nunca se sabe, pero es una idea genial.
—Ya que hablamos de fútbol internacional, ¿qué le parece que Lopetegui prescinda de Iker Casillas en su primera convocatoria?
—Son decisiones duras. Cuando sale gente que ha sido y continúa siendo leyenda se produce un momento duro. Llega un nuevo seleccionador y está un poco obligado a dar aire fresco. Si todos los seleccionadores o entrenadores hicieran lo mismo, entonces no haría falta cambiarlos. Casillas es una gran persona y un grandísimo portero. A la mayoría le gustaría tenerlo en su equipo o selección, pero una cosa es ser primer portero y, otra, segundo. Hay quien tiene carácter para llevarlo bien, pero otros lo llevan menos bien.
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