—¿Qué siente cuando mira atrás y ve que estuvo al frente del medio fondo español en su mejor momento?
—Mucho orgullo. Estuve en el mejor sitio en el momento más adecuado. Se dieron una serie de circunstanscias, ya que sin aquellos atletas y entrenadores no habría sido posible. Yo solo coordiné al grupo.
—¿Cuál era su función?
—Yo era el responsable de colaborar con el presidente de la Federación en la selección. Mi misión era poder reunirnos, actualizar y coordinar las planificaciones, era una especie de mini director técnico.
—¿Con qué se queda de aquellos años?
—Soy incapaz de resumir esos 24 años, pero quizás el instante más impactante fue el oro de Fermín Cacho en Barcelona. Eran mis primeros Juegos, eran aquí y todo fue muy mágico y emotivo.
—¿Cuál considera que fue su mayor logro?
—Conseguir ayudar a entrenadores, atletas y que todo el mundo hiciera una puesta en común. Organizamos muchos encuentros, algunos de ellos en Eivissa en los que éramos capaces de juntarnos para discutir muchas horas sobre el medio fondo.
—Su amigo Toni Roig tendría mucho que ver en ello...
—Claro. Él era el factotum que nos hizo venir a la isla. Trabajamos muchísimo, entrenábamos en Ses Salines, los atletas del norte agradecían mucho el clima benévolo en inverno y en conjunto sacamos conclusiones importantes para el medio fondo español...
—¿No me diga que parte de los éxitos del atletismo nacional se fraguaron aquí?
—Quizás la decisión más importante que tomamos en Eivissa fue darle un vuelco a los 800 metros. Fue sobre el año 2000, cuando se cambiaron conceptos que nos permitieron bajar nuestros tiempos del 1'46'' al 1'43''. Era en la época de corredores como Luis Javier González, Fermín Cacho, Reyes Estévez, Isaac Viciosa, Andrés Díaz y Roberto Parra, que entonces aún era junior.
—¿Es una época irrepetible?
—Con la crisis se han recortado becas y se han retirado patrocinadores y muchos atletas han visto que no podían dedicarse enteramente al atletismo. Se han dedicado a las carreras populares y han dejado el atletismo en segundo plano porque no podían vivir de él.
—¿Si no vuelve el dinero no lo harán las medallas?
—Hacen falta ciertas ayudas para que los atletas se dediquen exclusivamente a dormir, a comer, a ir al fisioterapeuta, a entrenar y a competir. Si deben trabajar o estudiar baja su rendimiento, es lógico. Esa generación dorada del atletismo español será irrepetible hasta que no haya dinero. Una medalla vale miles de euros y si no se invierten no llegan los triunfos deportivos. Hay una relación causa-efecto en ello.
—El próximo miércoles nos hablará de los problemas que afrontan los corredores populares. ¿Cuál es el mayor?
—Se ha animado muchas personas, que siempre es bueno, pero hay muchas que están desorientadas. Hay gente con cierta edad que está exigiendo a su cuerpo com si fuera un profesional y acaban apareciendo problemas o, lo peor, dejan de correr.
—¿Qué soluciones dará?
—Daremos unas pautas para realizar un correcto entrenamiento. Los recursos que tienes debes optimizarlos, usarlos bien, no por entrenar más rendirás mejor.
—¿Qué errores suele cometer el runner?
—Uno muy comun es que sólo corre y no se da cuenta de que hay diferentes ritmos e intensidades. Es necesario variar, hay que trabajar técnica, fuerza y elasticidad. Todo ello evita lesiones y aumenta el rendimiento.
—¿Algún consejo más?
—No caer en el exceso. Hay un abuso grandísimo de apuntarse a todo. Hay que dosificarse, no puedes competir cada domingo. Así solo aguantas tres cuatro años.
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