La parroquia argentina, por contra, vio interrumpido su júbilo con el tanto de los ‘11 Freunde' (11 amigos) a los 112 minutos de encuentro. El asador Can Mario, en Eivissa, fue el improvisado cuartel general de los albicelestes y un auténtico velatorio tras quedarse sin su ansiado Mundial. No obstante, los varios centenares de argentinos (que obligaron a la Policía Local de Vila a cortar la calle Navarra) concentrados en Figueretes reconocieron con un emotivo aplauso el esfuerzo de su equipo.
La fiesta acabó en lágrimas para la amplia colonia albiceleste residente en la isla cuando expiró el Mundial de Brasil. Las arrancadas de Messi no resultaron suficientes para doblegar a ‘Die Mannschaft', una selección, la alemana, que para muchos ya era merecedora de alcanzar el más prestigioso de los triunfos después de acariciar durante años la gloria.
La sobriedad y el temple germano se prolongó durante dos interminables horas. Apenas resonaron cánticos de las terrazas bávaras hasta que el menudo Götze perforó la meta de Romero tras un magnífico control con el pecho y posterior latigazo al palo largo con la zurda. Entonces sí. Al grito de «‘Schland'» (abreviatura de Deutchland), los teutones celebraron su merecido Mundial hasta altas horas de la madrugada en una isla que ha vivido el campeonato con altas dosis de emoción.
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