«El árbitro no se equivocó; actuó premeditadamente». Estas duras palabras fueron las que utilizó Toni Torres, secretario técnico del Atlético Isleño, para describir el sentir del club tras el arbitraje sufrido en el partido contra el Santanyí, que se impuso por 2-1 en la última acción del encuentro celebrado el pasado sábado.
«Fue mucho más gordo de lo que la gente se piensa», continuó el directivo, que no pudo aguantar más callado y arremetió contra una actuación arbitral que dejó mucho que desear: Todos nos quejamos cuando pasan estas cosas, pero lo del sábado fue muy duro por cómo sucedió. A pesar de todas las bajas que teníamos, nos pusimos 0-1 y nos anularon un gol clarísimo que era el 0-2. Luego hay un penalti que nadie duda, pero lo del tiempo de descuento ya fue exagerado. Eso de dar cuatro o cinco minutos, prolongar nueve y, cuando marcan, pitar el final nada más sacar de centro te hace pensar».
Para Torres, «no fue justo que se alargara el partido hasta que marcase el equipo local. Si no hubieran metido en el 99, seguramente estaríamos todavía jugando. ¿Cómo puede añadir tanto si nosotros íbamos sin masajista, no se paró el partido para que entrara nadie e hicimos tres cambios? Pues nada, nueve minutos, con faltas laterales, córners, faltas laterales, córners... Hasta que marcaron y pitó el final».
Indignación
«Estoy indignado y el club también lo está, pero lo de los árbitros es un caso perdido», afirmó el secretario técnico del Isleño, que, eso sí, quiso hacer un matiz. «Me gustaría decir que no todos son iguales. Siempre he sido muy prudente a la hora de hablar de los árbitros y lo seguiré siendo. Hay grandísimos profesionales y personas honestas que pitan lo que ven, pero el de esta ocasión no es que se equivocara, es que fue premeditado».
El directivo también mandó un mensaje a aquellos que perjudican los intereses de su club: «Por algún arbitraje así no nos van a quitar nuestra ilusión ni ganas por estar en Tercera».
Toni Torres piensa que no hay una persecución contra los equipos ibicencos: «No creo que exista ningún complot, pero sí ciertos arbitrajes que habría que mirar. No quiero encender mechas ni nada, pero el del sábado no se equivocó. Y el del día del Constància, cuando el linier le dijo que era penalti y no lo quiso pitar, tampoco. Y no fue una equivocación, sino que no quiso hacerle caso. Fue premeditación».
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