Rubén J. Palomo

Uno de los grandes retos que se marcan los entrenadores de categorías inferiores es que sus jóvenes discípulos crezcan como deportistas y personas dentro de los terrenos de juego. El amor por el fútbol se extrapola a otros conceptos como la educación, el compañerismo y los hábitos saludables.

Valores que toman fuerza en verano con los numerosos campus deportivos que se desarrollan en la isla de Eivissa y que cada año cuentan con más inscritos. Es una gran oportunidad para convivir con otros niños disfrutando de su deporte favorito y, por qué no, de dar un merecido descanso a los padres en la época estival.

En Sant Jordi se vienen celebrando campus de fútbol desde hace muchos años. Oliver Torres, ex jugador de equipos como la Peña Deportiva o el Eivissa, fue también uno de los 'culpables' del crecimiento de la Penya Blanc i Blava.

La pasada temporada, por motivos laborales, dejó su Sant Joan natal para instalarse en Sant Jordi y continuar desarrollando su pasión en el club de la localidad josepí. Su principal idea consistía en desarrollar los conceptos técnicos de los más pequeños. Extender los entrenamientos de la temporada regular al periodo veraniego a lo largo del mes de julio.

De esta forma surgió el primer Campus de Tecnificación de Fútbol. 40 pequeños de entre 7 y 12 años disfrutan desde el pasado lunes de un «método revolucionario», como explica el propio Torres en el dossier informativo que puede encontrarse en la web de la PE Sant Jordi. La mayoría de niños procede de la cantera del club, de las categorías prebenjamín, benjamín y alevín. Además, cinco o seis chicos provienen de otros clubes.

«Se trata de tecnificación pura y dura. Esta semana hemos llevado a cabo sesiones de conducción y queremos profundizar en conceptos como el pase, el control, el regate, el tiro y el juego de cabeza», asegura el coordinador. La intención del campus es progresar en base a la repetición. Durante una semana, los jóvenes machacan los conceptos adquiridos en las sesiones teóricas previas al entrenamiento. De lunes a viernes entre las 18,30 y las 20,30 horas, se realiza una enseñanza individual del futbolista dirigida a su mejora técnica individual.

La planificación del campus comprende cuatro microciclos. El primero relacionada con la conducción del balón y el pase, con una evaluación individual al final de la semana. La segunda enfocada al control del cuero y el disparo, también con examen; el tercero se centra en el regate y el juego de cabeza y el último comprende posesión, la progresión y la finalización uno contra uno.

Torres ya ve progresos en los alumnos. El director del campus explica que «el primer día los chicos van con miedo, pero al tercer día ya se ve más nivel, incluso con oposición, conducen el balón con más seguridad».

El número total de sesiones asciende a 24 con una carga lectiva de 36 horas. Los chicos, previa inscripción de 150 euros para un proyecto de un mes de duración -entre el pasado 30 de junio y el próximo 31 de julio-, gozan de equipaciones y balones de la firma Nike y reciben una atención individual por parte de los monitores.

El campus de tecnificación de Sant Jordi supone una escuela pionera en aumentar la calidad de los futbolistas desde temprana edad. Casos como el de Manuel Sena, fichado esta primavera por el Villarreal de categoría infantil procedente del club verdinegro, son una clara muestra del buen trabajo en la cantera de una entidad en alza.