El Iurbentia de Paco Vázquez suma su tercer triunfo seguido

RICOH MANRESA 93

IURBENTIA BILBAO (24+25+31+ 17): Blums (5), Paco Vázquez (5), Lewis (17), Banic (19), Pasalic (8) -cinco inicial- Guardia (5), Recker (6), Seibutis (2), Savovic (-), Salgado (19) y Markota (11).

RICOH MANRESA (27+17+27+22): Javi Rodríguez (5), Montañez (17), Diego Sánchez (6), Asselin (30), Ibaka (6) -cinco inicial- Grimau (6), Bulfoni (8), Balmón (-), Alzamora (4), Rubio (6) y San Miguel (5).

Àrbitros: Hierrezuelo, García Ortiz y Cardús. Eliminaron por cinco faltas personales a Lewis (m.40).

Efe

El Iurbentia Bilbao Basket encadenó su tercera victoria consecutiva frente al Ricoh Manresa en La Casilla (97-93) a pesar de la buena actuación del pívot estadounidense Joss Asselin, que firmó 30 puntos y 7 rebotes insuficientes para romper la inercia positiva en la que se ha instalado el equipo vizcaíno.

La explosiva pareja que volvieron a formar Javi Salgado y Marko Banic, autores ambos de 19 puntos, secundada hoy por un acertado Quincy Lewis (17), guiaron al Iurbentia hacia triunfo muy trabajado en un partido con pocas ataduras defensivas marcado por el excelente nivel de acierto por parte de ambos equipos.

Un 64% en tiros de dos para los locales y el 68% para el Manresa, con ambos por encima del 40% en triples, refleja el constante bombardeo al que fueron sometidos los dos aros prácticamente desde el salto inicial.

En el primer cuarto bastante hizo el Iurbentia con capear el 'temporal Asselin', autor de 16 puntos en un inicio de partido de ritmo frenético en el que se manejó mejor el Manresa.

El equipo de Jaume Ponsarnau, del que también tiró el ex-rojillo Roman Montañez, estiró su ventaja hasta los nueve puntos (27-36, min.13). En ese instante, un tiempo muerto de Txus Vidorreta dio un giro favorable a los locales, que con un parcial de 10-0 en tres minutos tomaron el mando del luminoso (37-36).

No se rindió el Manresa en el acto final. Alzamora, Rubio y Montañez apretaron las tuercas al conjunto bilbaíno, que no se descompuso y mantuvo siempre una distancia prudencial en un sprint en el que sobresalió la templanza de Lewis.