La Peña Deportiva Santa Eulària dejó escapar una buena ocasión para tomar aire en la tabla. El equipo deportivista no fue capaz de sacar algo positivo de su vista a Los Arcos pese a igualar un 2-0 en contra ante un Orihuela que fue muy superior en la primera parte del partido, pero que, tras el descanso, cedió terreno ante una mejor imagen de los ibicencos. Un gol de Esparza en la primera parte dejó seriamente tocado al conjunto de Luis Elcacho, algo que no ocurrió cuando Inarejos hizo el 2-0 nada más comenzar la segunda mitad. A partir de ese momento, el Santa Eulària despertó, se fue hacia arriba, manejó mejor el encuentro y logró la igualada gracias al olfato goleador del joven Adrián Ramos. Sin embargo, las tablas se rompieron poco después con un tanto de Benja, el último y definitivo.
El Orihuela metió pronto el miedo en el cuerpo de la Peña Deportiva, que, como luego dijo su entrenador, parecía no haber cambiado el horario, como si hubiese comenzado a jugar una hora después. A los cinco minutos, Esparza obligó a Moro, que regresó a la titularidad en lugar de Rivas, a intervenir, despejando con los pies una buena ocasión que finalizó cuando el rechace le llegó a Marcos y éste volvió a tirar a puerta, pero el balón rebotó en Buti. A los ocho minutos, otra vez Esparza y Marcos pusieron en evidencia la zaga santaeulaliense con un remate final del delantero que se marchó por encima del larguero. Tanto va el cántaro a la fuente que, al final, se rompe. Esparza acabó por adelantar a su equipo en el marcador; Santi Villa botó una falta al corazón del área y, tras un rechace de la defensa, el balón llegó a los pies de Marcos, que, escorado a la izquierda, centró para que Esparza inaugurara el marcador.
Con un Santa Eulària dormido y un Orihuela muy bien posicionado, con tres centrales que apenas dejaron huecos, todavía hubo tiempo para que los locales intentaran aumentar su ventaja. En el minuto 26, Moro se tuvo que emplear a fondo para despejar un disparo de Juanjo Martínez desde dentro del área. Parecía que el Orihuela no iba a tener rival durante el encuentro, pero todavía quedaba toda la segunda parte, que fue muy diferente a la primera.
El entrenador del cuadro oriolano se vio obligado a variar el sistema que tan buen resultado le había dado en la primera mitad por una lesión de Pablo García. Inarejos, el jugador que salió en su puesto, hizo a los pocos segundos de reanudarse el encuentro un gran gol en una jugada personal que dejó de nuevo en evidencia a la defensa pitiusa.
Pero el color del partido cambió por completo justo a partir de ese momento, ya que, dos minutos más tarde, un error de la defensa alicantina propició que le llegase el cuero a Adrián Ramos y éste acortó distancias en el marcador. El Orihuela se convirtió en un manojo de nervios y solamente fue capaz de probar fortuna con un disparo lejano de Marcos, que se marchó fuera por muy poco. El equipo de Luis Elcacho iba creyendo cada vez más en sus posibilidades y, a los 60 minutos, un centro de Nacho Jara desde el costado derecho fue rematado al fondo de la red de nuevo por Adrián Ramos, que consiguió así lo más difícil: empatar el encuentro.
Sin embargo, poco le duró la alegría al Santa Eulària, porque, cuatro minutos más tarde, los locales se adelantaron otra vez en el electrónico en una jugada que llegó a balón parado. Santi Villa estrelló el balón en la defensa en el saque de una falta y el rechace le cayó a Pereira, que solamente tuvo que centrar para que Benja, de cabeza, batiera tranquilamente a Moro. Fue casi un calco del partido entre el Barcelona B y la SE Eivissa, la cual igualó un 0-2 adverso y acabó encajando poco después el definitivo 2-3.
Los pupilos de Elcacho lo intentaron de todas las maneras posibles hasta el final, obligando al conjunto alicantino a defender con uñas y dientes su resultado favorable. Prueba de ello fue el lanzamiento de falta de Ondina en el 67', tras la que Villodre remató de cabeza hacia los tres palos y Alberto se lució para evitar el empate.
En el tiempo añadido, la Peña Deportiva se quedó con un hombre menos por la expulsión de Buti, que no tuvo más remedio que derribar a Inarejos cuando, en una contra, se iba a plantar solo ante Moro. Ahí murieron sus esperanzas de igualar la contienda.
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