Fue aquella magnífica tarde del 15 de junio en la localidad pacense de Don Benito. El empate a cero hacía bueno el marcador de la ida (1-0) y la Peña Deportiva ascendía a Segunda división B. Toda una heroicidad para un equipo soñador, y todo un quebradero de cabeza para un club humilde y familiar.
La ilusión, la alegría, la rabia contenida, la recompensa por el esfuerzo de una larga temporada... Eran sentimientos que se cruzaban con la incertidumbre, el temor, la congoja... De afrontar el reto de competir en Segunda B, a nivel nacional, de manera profesional en definitiva.
El propio Miguel Torres en la famosa Asamblea ordinaria del pasado 3 de julio reconocía su incapacidad para asumir el cambio y, finalmente, será una junta gestora la que hoy mismo encabece el nuevo proyecto de la entidad de Santa Eulària. A partir de este momento, 29 días después de ese histórico ascenso en el fortín extremeño, arranca la nueva Peña Deportiva. Los nuevos gerentes, comandados por Javier Sisamón, deberán hilar fino para confeccionar en apenas diez días una plantilla de garantías, contando primero con un cuerpo técnico que será, en principio, el mismo que el de la temporada pasada, y repartiendo cargos y responsabilidades dentro del club.
Mañana comenzaremos a conocer el nuevo organigrama y los primeros refuerzos del club deportivista.
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