El español Rafael Nadal (N.2) se deshizo ayer miércoles en menos de dos horas del favorito del público en Wimbledon, el escocés Andy Murray (N.12), y jugará una semifinal en principio fácil ante un invitado sorpresa, el alemán Rainer Schuettler o el francés Arnaud Clément. «Ha sido probablemente mi mejor partido del torneo ante un adversario difícil. He sido muy agresivo, tanto con la derecha como con el revés. Me sorprende haber ganado en tres sets y estoy muy contento de estar en semifinales», se felicitaba el zurdo de Mallorca. Es difícil pensar que el número 97 o el 145 del mundo, que avanzaron gracias a un tablero despejado, puedan impedir su tercera final consecutiva en el Grand Slam londinense a un Nadal imperial ante Murray, al que venció en tres sets por 6-3, 6-2, 6-4. El mallorquín dominó claramente desde el fondo de la pista (65 puntos frente a 21) a un adversario impotente e incapaz de decantar las cosas a su favor en la red, a pesar de que subió a intentarlo muchas veces. El español no tuvo que defender su servicio nunca y sí se procuró muchas ocasiones de quebrar el de un Murray que tampoco estuvo acertado sacando. El escocés anotó menos de la mitad de sus primeros servicios y, como su segundo servicio es uno de sus puntos débiles más claros, no podía esperar milagros. Desde que empezó el torneo, Nadal sólo ha perdido un set en el césped londinense, contra el letón Ernests Gulbis, en una parte del tablero que parecía bastante difícil, con jugadores como Nicolas Kiefer o Mikhail Youzhny, que lo martirizaron el año pasado.