Matías Alonso y Raúl Garrido, jugadores del Eivissa, celebran una victoria.

Tomás Sánchez / R. J. Palomo Comienza la cuenta atrás para el Eivissa. Diez partidos, diez finales, 30 puntos para tocar el cielo o el infierno. El equipo rojillo deambula por zona de nadie, a cinco puntos del ascenso y otros tantos del descenso directo. Pese a que han transcurrido 28 jornadas, el conjunto ibicenco no sabe bien a qué agarrarse: la lucha por el salto de categoría o la pelea por la permanencia. Eso sí, no hay que olvidar que se trata de un recién ascendido y que la meta fijada a principios de la campaña actual era y es la salvación. Lograrla parece posible.

De los diez encuentros que debe disputar, seis son en casa. Eso ya es una ventaja, máxime para una SE Eivissa que sólo ha sucumbido tres veces en su feudo. Hacer de Can Misses un fortín se vislumbra fundamental para alcanzar el objetivo de la permanencia. Este domingo recibe en dicho estadio al Villajoyosa, «el más importante hasta ahora», según dijo ayer el técnico Luis Elcacho, ambicioso en todos los aspectos: «Sería importante ganar para mirar hacia arriba. No descarto llegar al play off».

El ilerdense, tras el triunfo sobre el Denia (0-1), emana optimismo y confía en los suyos. Y hace bien. Lo cierto es que un pronóstico ciertamente conservador brinda la salvación a la SE Eivissa. En el vestuario ibicenco cifran en 45 puntos la permanencia. Actualmente, los rojillos suman 36. Les faltan nueve y todo hace indicar que, como mínimo, lograrán diez de 30 "en los últimos diez choques consiguieron 11".

En esta quiniela ficticia, los pupilos de Luis Elcacho sólo lograrían dos triunfos, uno ante el Villajoyosa y otro frente al Castelldefels. Empataría con el Ontinyent, el Terrassa, el Alcoyano y el Orihuela. Contra el primero, un punto es todo un logro. De hecho, en Eivissa se impuso por 0-1 en la primera vuelta, pero en casa flojea. Asimismo, el Orihuela podría estar jugándose el play off en la última jornada, pero los rojillos también podrían estar luchando por la salvación, por lo que el miedo a perder haría acto de presencia. Todo lo que sea transformar tablas en triunfos permitiría soñar con algo más, al igual que colaboraría sumar ante el Lleida, el Badalona, el Girona o el Benidorm. Soñar con algo grande es gratis y la permanencia no es ninguna utopía.