Los zarpazos de Jo Wilfried Tsonga destrozaron al español Rafael Nadal que sucumbió ante la poderosa pegada del jugador francés que le apartó de la final del Abierto de Australia por un contundente 6-2, 6-3 y 6-2.
Nadal tuvo una gran oportunidad para igualar al menos a su compatriota y amigo Moyá, pero en una tarde-noche desgraciada para él se topó con un rival inspirado, desvergonzado en su juego y contundente a más no poder que le arrasó en todos los sentidos. Nadal no había cedido un parcial hasta esta ronda, y había salvado nueve puntos de set ante sus rivales, pero ante el cuarto francés que le salió al paso este año solo pudo ganar siete juegos en una hora y 57 minutos de lucha desigual, en la que dispuso únicamente de tres puntos de rotura. Recordará seguramente Nadal este partido toda su vida, porque después de tener un cuadro más que asequible no pudo alcanzar la final de este grande, todo por culpa de un rival que le sacó de quicio y no le proporcionó el ritmo que el de Manacor necesita.
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