Efe|DURBAN
La selección belga, que vive uno de los peores momentos en décadas, se encomienda a la posibilidad de que sus sub'21 alcancen la madurez necesaria para discutirle a España la clasificación al Mundial de Sudáfrica 2010. Poco queda de los «diablos rojos» que sorprendieron al mundo con su forma de aplicar el fuera de juego, al final de los años 70.

La actual selección belga es un reflejo de su campeonato, un torneo insulso, en el que ni el Anderlecht ni el Brujas, ni despiertan pasiones, ni recuperan prestigio en el exterior. Por eso, el fútbol belga se encomienda a sus jóvenes, a los sub'21 que fueron semifinalistas en el pasado Europeo de Holanda, con jugadores como Tom de Nul, o Van den Borre, Vermeulen y Axel Witsel, que ya son protagonistas en el campeonato nacional. Ellos deben ir entrando poco a poco en el conjunto, junto a otros jóvenes como el defensa del Hamburgo, Vincent Kompany, al que se llegó a comparar con Fernando Hierro, o el delantero Moussa Dembelé, para regenerar la selección que falló en su intento por acudir a Alemania 2006 y Austria-Suiza 2008. En los dos últimos enfrentamientos ante España, en la fase de clasificación del anterior Mundial, el conjunto de Luis Aragonés ganó por 2-0. El recuerdo que pervive, sin embargo, es el de la tanda de penaltis de México'86, cuando más cerca parecía España de invertir su historia.