Efe|ATENAS
Las paradas del veterano Nikopolidis frenaron el triunfo del Real Madrid en el «infierno griego» del Karaiskakis Stadium, donde se acercó con buen juego a la clasificación a octavos, pero mostró un desacierto ofensivo que aumentó sus malos números a domicilio.

El «infierno griego» esperaba con ganas al Real Madrid. Olympiacos se ve más cerca que nunca en su historia de acceder a octavos de final y desde las gradas recibió un aliento continuo. Pero el equipo español no se amilanó.

Sin su estandarte, Guti, Sneijder estaba obligado a asumir galones. Y lo hizo. Liberado de una banda donde su fútbol se ahoga, inventó pases de tiralíneas que, sólo el desacierto ofensivo, impidió que acabaran en gol. El empate valía al Real Madrid para rozar la clasificación, pero su perfil ganador le hizo salir por el partido. Estructurado a partir de una defensa sólida, con Cannavaro y Heinze brillantes, la superioridad en el centro del campo con Gago y Diarra, desató instantes de fútbol dominante ante un Olympiacos que se movió a impulsos y que acabó superado. Siempre liderado por el eterno Djordjevic, el equipo griego buscó las cosquillas al Real Madrid con la superioridad de Galleti ante Marcelo, pero acusó la baja del argentino Ledesma en la salida de balón. Desde el inicio la intensidad marcó el duelo. Una «tijera» del congoleño Lua Lua y un zurdazo de Ramos fueron las respectivas cartas de presentaciones, antes de que Sneijder marcase el ritmo.

El portero griego, clave en el sorprendente triunfo de Grecia en la última Eurocopa, se alió con los palos para acabar imbatido. Primero, Diarra remató un córner al poste izquierdo y a diez del descanso, otro pase medido de Sneijder, lo remataba picado Van Nistelrooy al larguero.

El Olympiacos comenzaba a estar aturdido. Sólo un lanzamiento lejano de Raúl Bravo rozó la escuadra de un tranquilo Iker Casillas. En la reanudación se confirmaron los síntomas. Al conjunto griego se le fue acabando la gasolina y el Real Madrid creció con el aumento de protagonismo de Robinho. Sólo faltó el gol para romper una estadística demoledora. Nunca ganó en Liga de Campeones el Real Madrid en Grecia y sus números a domicilio los debe cambiar si quiere llegar lejos. Sólo tres triunfos de los últimos catorce partidos lejos del Bernabéu no son dignos de un equipo que, según Raúl, está obligado a recuperar su grandeza en el viejo continente.