El Campeonato del Mundo de Windsurf de Formentera 2007, que se clausuró este viernes con gran éxito deportivo para los regatistas pitiusos, con las medallas de Àlex Büchau, Martí Juan, Jeffrey Fernández y Adrián Jiménez, también ha sido todo un éxito a nivel organizativo, teniendo en cuenta la gran cantidad de deportistas y acompañantes que durante estos días pasaron por la pitiusa menor.

En total, la competición congregó a unas 500 personas de 17 países, 250 regatistas más acompañantes, jueces y colaboradores de diferentes clubes náuticos de las Baleares. La prueba ha contado con un presupuesto de 300.000 euros que han financiado el Govern balear, el Ayuntamiento de Formentera y el Consell Insular de Eivissa. Los organizadores han contado con la inestimable ayuda de 60 voluntarios, cuyo trabajo ha resultado crucial para el buen desarrollo de las mangas de cada día de competición.

La organización, que corrió por cuenta de la Escuela de Vela de Formentera, dirigida por Asier Fernández, puso hasta 20 embarcaciones al servicio de los responsables de las delegaciones participantes, de los jueces, balizadores y prensa. Para el Mundial se acreditaron 10 medios de comunicación, se gastaron cerca de 2.000 litros de gasolina para las barcas, se consumieron casi 1.000 litros de agua y se prepararon cerca de 4.000 picnics. Cada tarde-noche, alerdedor de 400 personas venidas a la isla con motivo del Campeonato del Mundo se dieron cita en la Savina para degustar las muestras gastronómicas dispuestas por los organizadores.

Asimismo, la Escuela de Vela tuvo que buscar hasta 50 apartamentos y cerca de 200 plazas hoteleras para alojar a la corte del mundial, entre la que no faltaron representantes de la Federación Internacional de Vela y de la Real Federación Española de Vela y algunas de las primeras autoridades de la comunidad balear. Para el mundial también se movilizaron cerca de 200 vehículos de alquiler, entre coches, motos y furgonetas para el transporte, además de 50 servicios de autobús, 10 camiones de transfer entre el aeropuerto y la escuela de vela. Se repartieron también 500 gorras y otras tantas camisetas entre todos los participantes, 6.000 revistas del Mundial y se utilizaron 12 ordenadores para los jueces.