El equipo neozelandés leyó muy bien la regata que se disputó en un recorrido barlovento-sotavento de 3,3 millas náuticas por tramo. No era fácil acertar roles de viento con 40 grados de diferencia y ver los pozos de viento que había a lo largo de toda la regata. El equipo español salió sin presión, con mucho que ganar y poco que perder después de llegar a una semifinales históricas. El barco patroneado por Karol Jablonski tenía en las presalidas su talón de Aquiles, pero ante los neozelandeses no se hizo mal. El Iberdrola trató de acorralar a su rival, que se escapó en el último minuto y cogió la parte derecha del campo de regatas. Fue la mejor decisión de los de Dean Barker que se aprovecharon de una mayor presión de viento por ese lado y llegaron a adelantarse con seis esloras. Esa ventaja de los kiwis en apenas cinco minutos fue el claro indicador de que iba a ser un día de trabajo extra para los estrategas y los tácticos a la hora de ver el viento. El último tramo se inició con un cambio de recorrido y con el Desafío a tres esloras de su rival. El momento crítico llegó cuando el viento se giro y pasó del Oeste al Este y los barcos tuvieron que arriar el spi e izar el génova para acabar el tramo de popa. El Desafío forzó hasta el final a la hora de arriar el spi para tratar de limar distancias pero, al final, ganó el barco neozelandés.
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