-¿En qué año y qué le motivo entrar en el Eivissa?
-Hace más de treinta años. Yo quería colaborar con los distintos presidentes que ha habido y porque me gustaba el fútbol.
-Usted habrá vivido historias de todo tipo...
-Sí. He visto que cada año faltaba dinero para poder seguir, que muchos años ha estado el equipo al borde del abismo y últimamente va mejor. Pero recuerdo mucho el año que ascendimos a Segunda B.
-¿En todos estos años siempre ha estado de delegado y de utillero?
-He estado en la taquilla, de delegado, de utillero, de secretario e incluso de vicepresidente con Bragantini.
-¿Tiene Braulio fecha de caducidad en el Eivissa?
-Mientras haya salud y pueda estaré aquí.
-¿Su familia que le dice?
-Que soy un tonto, porque ellos saben que casi todo el mundo cobra y yo lo hago por amor al arte.
-¿Le gusta su trabajo en el club?
-Sí. Ayudo en todos los sitios que hacen falta.
-En todos los años que lleva en la entidad, ¿le ha marcado algún presidente?
-El presidente que más me ha marcado fue Julián Verdera. Ha sido uno de los presidentes más sentidos que ha tenido.
-¿Y entrenadores?
-Todos son iguales. Cada uno tiene su librillo y actúan a su manera.
-¿Cómo ha vivido la evolución del fútbol?
-Siempre ha sido igual. Los jugadores siempre han ido a la peseta, no a los colores. Los colores los sientes si los pagas.
-Habrá vivido multitud de derbis. ¿Recuerda alguna anécdota que le llamara la atención?
-No. Yo no me complico la vida. Hago mi trabajo y punto. Como sé lo que tengo que hacer si estoy delegado intento que todo vaya bien.
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