El uruguayo Sebastián Alfonso tuvo el mejor de los debuts en Can Misses. Foto: SONIA GAITÁN

Iván Muñoz
Ovacionados por una grada en pie que vuelve a confiar en su equipo. Así salió del campo la SD Eivissa tras vencer al Sporting Mahonés, que se presentaba en Can Misses como colider de la categoría y que demostró por qué lo era. Pero enfrente se encontró con un conjunto que recuperó su solidez defensiva a la vez de evidenciar que además de competitividad dentro de la plantilla los fichajes le han proporcionado acierto arriba. Sobre todo gracias a un uruguayo menudito que debutó de la forma que cualquier futbolista sueña cuando llega a un nuevo club: con dos goles y con la afición rendida a su juego. Sebastían Alonso se llama.

Y eso que, como al resto del equipo, le costó entrar en calor. En gran parte porque enfrente tenía a un rival sólido que apenas dejó jugar a los bermellones. El equipo menorquín se hizo dueño del mediocampo y apenas dejó que los locales pasaran del medio campo en el primer cuarto de hora. Medina -con un aparatoso vendaje que le protegía la cabeza por los veinte puntos que le dieron la semana pasada- y Tuduri parecían dos seres omnipresentes. No obstante, hasta el minuto 37 los pupilos de Seligrat no tuvieron una clara ocasión de gol. Fue a raiz de un saque de esquina, pero Yeyo sacó la pelota rematada de cabeza cuando ya se cantaba el primer gol visitante. Para entonces el Eivissa había empezado a desperezarse, pero su nueva actitud no se traducía en llegadas. Fue Javi Fernández el que la propició dos minutos después de la oportunidad mahonesa sacando una falta desde el lateral del área para que el balón se paseara por delante del marco sin que nadie llegara a rematarlo. Pareció ser el toque de corneta para un estirón del Eivissa que culminó con la gran jugada del primer gol. Javi Fernández dio un pase a Sebastián, quien recogió el cuero a 25 metros de la portería y, tras darse media vuelta, acarició el esférico con su zurda para que se colara de rosca por la escuadra. Golazo.

El Sporting se iba al vestuario cabizbajo, pero lo peor estaba por llegarle. Fue en un abrir y cerrar de ojos, en un minuto mágico tras el cual se vio con un 3-0 en contra. En el 56, Alfonso recibía un pase de tacón de Joaquín para poner un precioso centro desde la izquierda que Sebastián cabeceaba en el primer palo. Apenas sacar del medio campo y ante el delirio del público, Joaquín centraba de nuevo para que Javi empalara desde media distancia. Ahí se acabó. El resto fue un quiero y no puedo del Sporting ante un Eivissa que controló muy bien atrás.