Y eso que, como al resto del equipo, le costó entrar en calor.
En gran parte porque enfrente tenía a un rival sólido que apenas
dejó jugar a los bermellones. El equipo menorquín se hizo dueño del
mediocampo y apenas dejó que los locales pasaran del medio campo en
el primer cuarto de hora. Medina -con un aparatoso vendaje que le
protegía la cabeza por los veinte puntos que le dieron la semana
pasada- y Tuduri parecían dos seres omnipresentes. No obstante,
hasta el minuto 37 los pupilos de Seligrat no tuvieron una clara
ocasión de gol. Fue a raiz de un saque de esquina, pero Yeyo sacó
la pelota rematada de cabeza cuando ya se cantaba el primer gol
visitante. Para entonces el Eivissa había empezado a desperezarse,
pero su nueva actitud no se traducía en llegadas. Fue Javi
Fernández el que la propició dos minutos después de la oportunidad
mahonesa sacando una falta desde el lateral del área para que el
balón se paseara por delante del marco sin que nadie llegara a
rematarlo. Pareció ser el toque de corneta para un estirón del
Eivissa que culminó con la gran jugada del primer gol. Javi
Fernández dio un pase a Sebastián, quien recogió el cuero a 25
metros de la portería y, tras darse media vuelta, acarició el
esférico con su zurda para que se colara de rosca por la escuadra.
Golazo.
El Sporting se iba al vestuario cabizbajo, pero lo peor estaba
por llegarle. Fue en un abrir y cerrar de ojos, en un minuto mágico
tras el cual se vio con un 3-0 en contra. En el 56, Alfonso recibía
un pase de tacón de Joaquín para poner un precioso centro desde la
izquierda que Sebastián cabeceaba en el primer palo. Apenas sacar
del medio campo y ante el delirio del público, Joaquín centraba de
nuevo para que Javi empalara desde media distancia. Ahí se acabó.
El resto fue un quiero y no puedo del Sporting ante un Eivissa que
controló muy bien atrás.
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