Y eso que no empezó bien. Cierto paralelismo se puede trazar
entre el delantero y el equipo, que en los primeros minutos se
mostró algo nervioso e impreciso al intentar poner en apuros a los
mallorquines. El Eivissa dominaba, pero sin el temple necesario
para llegar a puerta con claridad. De la primera media hora, sólo
un balón bien centrado por Pepe al área que nadie consigue rematar
se puede destacar entre las jugadas del equipo bermellón. Tampoco
es que el Vilafranca hiciera mucho, pero aún así a punto estuvo de
dar un susto en Can Misses, como cuando Victor midió mal al entrar
a un rival y permitió a Valiente irse sólo hacia la portería.
Afortunadamente, el mediocentro mallorquín no destaca por su
habilidad con el balón. Sí por su dureza y su mal perder, como
demostraría en el minuto 94 pegándole una patada a Jorge sin ton ni
son en el medio del campo que obligó al delantero a salir de Can
Misses cojeando. Y a él a irse a la caseta unos segundos antes que
el resto de sus compañeros.
Pero gracias a que eso sucedió al final el público pudo ver como
el delantero enviaba de media chilena a la red un balón centrado
por Pepe y cabeceado hacia atrás por Victor. Faltaban 6 minutos
para el descanso. O como en el minuto 65 de la segunda parte batía
con frialdad a Rafel tras recibir un precioso pase raso de Suso que
le dejó completamente solo delante del portero. El mediocampista
había salido en la reanudación para sustituir a Pepe y terminó
siendo el jugador más destacado gracias a su omnipresencia y
facilidad para desbordar a la defensa mallorquina. Llegará a ser
imprescindible.
El Vilafranca en ningún momento ofreció visos de reacción, a
excepción de un par de tiros lejanos, uno de los cuales obligó a
Vicente a estirarse tanto como para hacerse daño. Sólo un juez de
línea incapaz de seguir el juego privó al Eivissa de ampliar la
ventaja.
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