A la dificultad que entraña el hecho de tener que nadar durante
unas 30 horas -un millón de brazadas según se ha calculado-, se
suma el riesgo de hacerlo en pleno invierno: las corrientes son más
fuertes y las temperaturas notablemente más bajas, por lo que David
y los médicos que le acompañan tendrán que estar atentos para
evitar una hipotermia. Para ello, se le tomará la temperatura
frecuentemente y el nadador vestirá un traje especialmente diseñado
para este desafío que además de aislarle del frío le protegerá de
posibles picaduras de medusas. Es la fauna marina otro factor
importante que complica el logro. Meca tiene algo de fobia a
ciertas especies y al nadar de noche es bastante probable que
muchos peces acudan atraídos por el foco de la barca que le marcará
el rumbo. Al diseñar el reto se pensó en incluir una jaula
alrededor, pero el nadador desechó la idea para evitar suspicacias.
El Club Náutico de Sant Antoni se encarga de la logística de la
prueba y desplaza una embarcación a vela de 10 metros de eslora que
guiará al nadador con su estela y que estará patroneada por Pedro
Costa, Felipe Cornet y Enrique Mas. A ella se unen una lancha
neumática, dos catamaranes y un velero donde viajará el equipo
médico y la prensa acreditada.
Si todo sale como está previsto, David Meca llegará a Sant
Antoni de Portmany mañana en torno a las 10,00 horas. Todos los
faustos en su honor serán pocos si al final consigue ser el primer
hombre en llegar a Eivissa desde la península a golpe de brazada.
El ayuntamiento de la localidad, que junto al Consell Insular
patrocina el reto, lo tiene todo preparado para lo que sin dura
sería todo un hito en su historia.
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