David Meca sembró algunas dudas durante el día de ayer después de saberse que se había levantado con algunas molestias después del entrenamiento que había llevado a cabo en las aguas del Lago de la Casa de Campo de Madrid: «Ha sido duro. Me he levantado con algunas décimas de fiebre después de probar ayer el traje que utilizaré en la travesía en el Lago de la Casa de Campo. Hoy tocaban las pruebas físicas y me han recomendado reposo porque si no no podré ni comenzar el reto«, comunicó. Finalmente se descartó que tuviera una gripe y todo parece indicar que podrá tomar la salida el próximo día 3 en Jávea para intentar cubrir a nado la distancia que separa la localidad alicantina de la localidad ibicenca de Sant Antoni de Portmay. La máxima preocupación para el nadador es la hipotermia, por lo que se le sometió a unas pruebas para confirmar la temperatura de su cerebro y que este resistirá a las bajas temperaturas a las que se enfrentará nadando durante la noche: «Me mirarán la temperatura del cerebro que no puede bajar de 35 grados porque significaría la muerte», señaló. ,

Una vez pasado el reconocimiento, se confirmó que el nadador catalán se encuentra en perfectas condiciones físicas para afrontar la travesía, especialmente gracias a su gran condición cardiocirculatoria y a su baja frecuencia cardíaca, según se desprende del estudio al que fue sometido en el Centro de Alto Rendimiento (CAR) de Sant Cugat del Vallés. El doctor Pere Pujol, encargado de supervisar el chequeo, destacó que el nadador de Sabadell «tiene un corazón con una fuerza extraordinaria». «Tiene entre 29 y 30 pulsaciones por minuto, su ventrículo izquierdo es muy fuerte y eficaz para bombear la sangre», según el doctor. Así, Pujol destacó que el gran problema que tendrá Meca el próximo 3 de enero a la hora de recorrer a nado los 110 kilómetros que separan Alicante e Ibiza será «enfrentarse al frío del agua». A juicio del médico, «la termorregulación es la cuestión a vigilar durante la travesía». Durante la travesía, el doctor Pujol y su equipo de colaboradores controlarán la temperatura del cerebro de Meca a través de un aparato que se colocará en su pabellón auditivo «y evitar así una hipotermia irreversible». «En caso de que la temperatura del cerebro descendiera de los 25 grados, Meca debería abandonar momentáneamente la prueba, subir a la barca de apoyo y recuperarse», detalló el doctor. David Meca desarrollará una última sesión de entrenamiento a mar abierto mañana en la playa de la Barceloneta.