Impotencia y ansiedad por parte del Eivissa, y eficacia y practicidad por parte del Montuïri, son los argumentos de una enciclopedia ya publicada en la Tercera División balear. Los fascículos se repiten semana tras semana y sólo cambian los protagonistas. En la entrega de ayer el conjunto de Carlos Simón fue el que dominó territorialmente y tuvo numerosas ocasiones de gol en la primera parte y muchas menos en la segunda; por su parte, su rival se atrincheró atrás, sólo disparó una vez entre los tres palos y fue el gol de falta directa conseguido por Josete. Suficiente para regresar a su casa con los tres puntos en el bolsillo y poner de los nervios a los ibicencos. De nada sirvieron los cuatro puntos obtenidos ante el Constància y el Mallorca B.

El inicio del choque tenía buena pinta. Dos disparos de Iván Morales y otro de Alfonso durante los 20 primeros minutos atisbaban algo bueno. Pero no. A raíz de estas ocasiones el juego decayó y llegó el tanto visitante. Josete botó una falta directa desde 30 metros que se coló por el palo que cubría Vicente, que pudo hacer mucho más para evitarlo. Las jugadas a balón parado están condenando al plantel bermellón esta temporada, ya que ha encajado muchos goles tanto en faltas como en saques de esquina.

El conjunto mallorquín se dedicó a dormir el encuentro tras el tanto y a desquiciar a su rival con su táctica del murciélago. Sa Deportiva se empapó de ansiedad después del descanso y no logró igualar la contienda. Los minutos caían como losas sobre las piernas de los futbolistas del Eivissa, que veían cómo se les escapaban los tres puntos.

Las carencias del cuadro deportivista se acentuaron todavía más y desnudaron a un equipo carente de un organizador y de un killer del área. Además, de las tres ocasiones que se crearon en el segundo periodo, dos fueron de dos defensas. Olmos cabeceó un pase de Daroca y su intento se marchó fuera, al igual que el de Víctor Langreo, también de cabeza. La tercera ocasión fue de Joaquín, que en jugada personal y a media vuelta desde dentro del área lanzó un derechazo que el meta visitante despejó a córner.

Poco, o mejor dicho, nada pasó tras estas tres opciones de gol. El Eivissa intentó llegar por bandas, pero atrás le esperaba un muro llamado Montuïri que repelía balones. Lo más lamentable de todo esto es que el cuadro mallorquín sea el cuarto clasificado siendo tan ultraconservador y sin ofrecer ni una pizca de fútbol. Pero eso sí, efectividad cien por cien. Lo dicho, 0-1, tres puntitos y a casa.