Real Madrid 2
Olympiacos 1

R. MADRID: Iker Casillas (*), Míchel Salgado (*), Sergio Ramos (*), Iván Helguera (*), Roberto Carlos (*), Beckham (**), Pablo García (*), Baptista (**), Guti (**), Robinho (*) y Raúl (**).
Cambios: Soldado (**) por Baptista, Diogo (-) por Míchel Salgado y Gravesen (-) por Pablo García.

OLYMPIACOS: Nikopolidis (*), Mavrogenidis (*), Anatolakis (*), Kostoulas (*), Georgatos (*), Kafes (*), Touré (*), Stoltidis (*), Djordjevic (*), Rivaldo (*) y Konstantinou (*).
Cambios: Kapsis (*) por Mavrogenidis, Okkas (-) por Konstantinou y Babangida (-) por Stoltidis.

Arbitro: Markus Merk. Mostró cartulina amarilla a Stoltidis, Rivaldo, Okkas, Kafes, Pablo García y Guti. Expulsó a Ramos (minuto 90).

Goles:
1-0, Minuto 9, Raúl.
1-1, Minuto 47, Kafes.
2-1, Minuto 87, Soldado.

Luis Villarejo|MADRID

Roberto Soldado, el último producto de la cantera del Real Madrid, salvó al Real Madrid del desastre europeo con un gol decisivo ante un enemigo como el Olympiakos, el rival más débil del grupo.

Fue un gol inesperado. Cuando peor jugaba el Madrid. Cuando estaba al borde del precipicio. Pero fue un gol simbólico. Justo para reactivar y mandar un mensaje de optimismo a una cantera que está mustia, hundida, sin ninguna ocasión de progresar en el club y que demostró que cuando le dan un minuto de gloria, no lo desaprovecha. Seguro que Luxemburgo habrá tomado nota.

Parecía que el Madrid iba a barrer al Olympiacos en un rato. El rival del Madrid es un equipo endeble, con recursos muy limitados. En un torneo de élite, como la Liga de Campeones, la verdad no tiene sitio.

Aún así, Olympiacos dio guerra, mucha guerra al Madrid. En el primer tiempo, de no ser por Nikopolidis, el «George Clooney» griego, el Madrid habría asestado un duro golpe a su equipo antes del descanso.

El Madrid hizo una buena media hora. Beckham se encargó de dar vértigo al juego del Madrid. Pegado a la banda, con ese tobillo de goma que tiene en su pierna derecha, Beckham puso un sinfín de balones al área. Por fin, el Madrid tuvo profundidad.

Y como es lógico, si Raúl, que ayer jugó en punta, le llegan balones de ese calado, lo lógico es que entren. A los nueve minutos, Raúl mandó de cabeza a la red un servicio medido de Beckham. El capitán del Madrid se dio un homenaje. Era su gol 50, es el máximo goleador de Europa de todos los tiempos, y se premió con un tanto que refrenda su buen inicio de temporada. Baptista, Robinho y el propio Raúl le podían haber endosado una contundente goleada antes de llegar al descanso, pero dejaron que el Olympiacos se marchara con vida.

Tras el descanso, al Madrid se le puso cuesta arriba lo que parecía un paseo militar. Pantelis Kafis probó fortuna desde fuera del área y amargó la noche a Iker.

El Madrid se enfrió con ese gol inesperado. Estuvo un cuarto de hora perdido por el campo. Sólo Beckham tenía pinta de tomar el mando. El cuadro griego comenzó a creer en la hazaña. Porque empatar en el Bernabéu con un colectivo tan débil es una gesta. El Madrid apeló a la casta europea. Baptista mandó un cabezazo al larguero y Raúl se convirtió en un nueve clásico, peleando todo el juego aéreo. Nada entraba. Todo parecía perdido cuando apareció el milagro de Soldado para rematar con todo el alma un balón que se paseó por el área.