El presidente del Ibiza Bádminton Club, José Luis Riera, y su entrenador, Àlvaro Rangil, ofrecieron ayer una rueda de prensa para comentar los cambios que se han producido en las últimas semanas en el club pitiuso. La primera novedad ha sido la más importante, ya que ha desencadenado una concatenación de circunstancias adversas para el equipo. Uno de los dos entrenadores del plantel ibicenco, Ernesto García, abandonó la disciplina del Ibiza debido a que, según Rangil, «pidió un aumento de sueldo y una rebaja en el horario de trabajo, y el club no se lo podía conceder». Esta dimisión provocó que siete jugadores le secundaran y dejaran al club sin sus pilares básicos. Se marcharon junto a García, Carol Sanz, Tasio, Elena Calonge, Alex Ribas, Marina Vidal, Alejandro Lafuente y Sergio Sansaloni. Quien pidió la baja voluntaria fue Arturo Ruiz, quien ha regresado a Alicante para ejercer su profesión de profesor y compaginarla con el bádminton. Ante esta fuga masiva, el club se vio obligado a fichar a seis jugadores ingleses, que han llegado gracias a la colaboración de la representación británica de la universidad de Birmingham, que realiza la pretemporada en Eivissa. Ante esta coyuntura, Àlvaro Rangil se queda como único entrenador de una entidad de la que dijo que «se ha rumoreado que el Ibiza Bádminton iba a desaparecer, y quiero decir que eso no es cierto», dijo el técnico, a lo que su presidente le apostilló. «Nuestra situación económica es buena y dependiendo del presupuesto que manejemos, pueden aumentar las subvenciones».

Una de las prioridades del club es «mantener el equipo en División de Honor», comentó José Luis Riera, quien agregó que si se ha fichado ha sido «no porque se hayan ido seis jugadores, sino porque queremos tener un equipo competitivo».