Carlos de Torres|AVILA
El danés Nicki Sorensen, del CSC, ganó el pulso entre dos en el adoquinado de Avila al español del Comunitat Valenciana Javier Pascual Rodríguez y se apuntó la victoria más importante de su carrera en la decimoctava etapa de la Vuelta, de 197,5 kilómetros, con Roberto Heras y su maillot oro a buen recaudo. Sorensen, un veterano corredor de 30 años sin palmarés de relumbrón, se llevó la etapa de los puertos abulenses, la última de montaña de la presente edición, una jornada de prestigio y cargada de historia que se tuvo que jugar en los últimos metros con el español Javier Pascual, a quien privó de repetir victoria junto a las murallas de Avila, donde salió triunfador hace un año.

El compañero de Carlos Sastre en el CSC remató un día de mucho trabajo y sacrificio entre puerto y puerto y encontró su día más feliz entre los temblores del adoquinado de la ciudad Patrimonio de la Humanidad.

Batió a Javier Pascual al esprint con un tiempo de 5:05:34. A 22 segundos llegó, exhausto, otro protagonista de la escapada del día, el español Chente García Acosta (Illes Balears), a más de un minuto Oscar Pereiro, Pablo Lastras, Daniele Nardello y Mario Aerts.

El grupo del maillot oro, Roberto Heras (Liberty), cruzó la línea de meta a 3.58, con Paco Mancebo, muy luchador toda la etapa, de avanzadilla. Así salvó el tricampeón de la Vuelta el último escollo de montaña camino de pasar a la historia con cuatro títulos en su palmarés.

Antes del paso por el Puerto de La Paramera (km 13) ya se había formado la escapada del día. Se apuntaron 16 corredores y una nutrida representación española: Chente García Acosta, Eladio Jiménez, Javier Pascual, Pablo Lastras, Gorka González, Adolfo García Quesada, Joaquín Rodríguez, Egoi Martínez, Martín Perdiguero y Nicki Sorensen y Mario Aerts como invitados.

Camino de Mijares los escapados alcanzaron la máxima diferencia de 10.05 minutos y a partir de ese punto se redujeron las distancias, pero sin ningún interés de nadie por acabar con el proyecto. Liberty controlaba en cabeza con su joya a buen recaudo.

El ascenso al Alto de Pedro Bernardo redujo el grupo a 11 corredores y en Serranillos nadie se animó a marcharse del tren de cabeza, excepto Perdiguero, que abandonó la Vuelta pensando en el Mundial de Madrid. Fue camino de Navalmoral, última dificultad de la jornada cuando Chente García lanzó un ataque que le dejó como cabeza de carrera.

El corredor del Illes Balears quería repetir su éxito en Avila de 2002, pero no aguantó el puerto y se vio superado por Javier Pascual primero y por el danés Sorensen después. El leonés coronó en solitario y se tiró en busca de la meta en la capital. El nórdico le alcanzó en pleno descenso, a 17 kilómetros de meta.

Los dos corredores decidieron arrimar el hombro para jugarse la gloria entre ellos, no sin antes recibir la visita del inagotable Chente, quien además les intentó soltar en las rampas que rozan las murallas abulenses. No se lo permitieron y Javier Pascual y Sorensen llegaron al duro final a cara de perro. Arrancó el español, pero aguantó Sorensen y a 100 metros le pasó como un rayo. El corredor de Belda se levantó, desesperado y sin premio, con antelación; el ciclista del CSC levitó para celebrar el mejor triunfo de su vida.